Por Jorge Eduardo - México
Este 27 de abril, Gustavo Campos se cortará la coleta en la Monumental de Aguascalientes.
Aunque el foco mediático estará puesto en la combinación de José Mari Manzanares, Isaac Fonseca, Arturo Gilio y los toros de Los Encinos, la trascendencia de la tarde estará en el adiós de un soberbio torero de plata.
Gustavo Campos, el de dinastía, el confiable, el eficaz, el colaborador discreto, pero también el entregado y el artista darán paso a Gustavo Campos, el inolvidable. Campos continuará siendo ese buen tipo de voz mesurada, de carácter tranquilo y hasta taciturno, pero sobre todo seguirá siendo torero lejos de los ruedos.
A la prosapia de su apellido —conformada por su abuelo y su padre, ambos bautizados con el nombre Leonardo, su tío Delfino y sus numerosos primos y hermanos—, pretende unirse su hijo Luis David. Seguramente Gustavo continuará corriendo la legua respaldando a su chaval, a quien también suele acompañar su abuelo Rubén Ávila, por esos ruedos polvorientos a los que solo algunos aficionados llegamos de cuando en cuando.
En una de esas ocasiones lo encontramos recientemente. Le insistimos en que los aficionados de la Plaza México también queríamos homenajearle en vista del inminente adiós, independientemente de dónde decidiera cortarse la coleta. Gustavo estaba decidido a no hacerlo y no lo hizo, se mantuvo fiel a su convicción sobre cómo, cuándo y dónde. Los porqués son lo de menos, no en virtud de que no importen sino porque Gustavo los ha expresado abiertamente en varios espacios y no queremos jugar al "teléfono descompuesto".
Con 40 años de vida y casi 24 de profesional, el capitalino se despide en la cima, consagrado como el mejor subalterno de México. Si bien otros compañeros suyos se han destacado por abultadas estadísticas y otros por su simpatía por el público, el más completo y más cabal ha sido Gustavo: maestro con el capote, excepcional con las banderillas y torero de una pieza. Eso es lo importante en la fiesta brava, un ejercicio artístico y espiritual antes que cuantitativo.
En fin, enhorabuena Gustavo. Qué esta nueva etapa sea para bien tuyo y de tu familia, de tus amigos, de tu vida profesional y de la fiesta brava... ¡Que se va Gustavo!...