Por Jorge Eduardo - México
En días recientes, el escándalo de la fundación Black Jaguar-White Tiger, propiedad de Eduardo Moisés Serio, destapó la inviabilidad del proyecto político y moral del animalismo organizado.
Como es del conocimiento público, un presunto “refugio” de animales al sur de la capital mexicana resultó un “santuario” pero del horror. En la Black Jaguar-White Tiger sobrevivían a duras penas 177 felinos, 17 monos, cuatro perros, dos coyotes y dos burros. Las imágenes muestran principalmente a los felinos heridos después de comerse entre ellos o desnutridos e incapaces de incorporarse.
Llama la atención que los protagonistas de este episodio sean los grandes felinos, parte importante del que los animalistas del país consideran su mayor logro: la prohibición de los circos con animales en el entonces Distrito Federal allá por el 2014, promovida por Jesús Sesma, y a nivel nacional en el 2015, tras iniciativa del Niño Verde, Jorge Emilio González, ambos del Partido Verde Ecologista.
La cosa nació torcida. El Partido Verde defendió y seguía defendiendo hasta hace unas semanas que la iniciativa fue benéfica para el bienestar de cientos de animales y que siempre existieron las condiciones de resguardo necesarias para que los ejemplares sobrevivieran en condiciones dignas. Jesús Sesma lo ha hecho con su soberbia y socarronería usual en redes sociales y foros públicos.
Naturalmente, nunca presentaron pruebas, ni ellos ni los activistas detrás de la iniciativa. Desde hace años distintos medios de comunicación han obtenido información que apunta, en el mejor de los casos, a que el paradero de los animales de los circos es desconocido.
La lista de los animales nunca se hizo y de 1600 ejemplares de varias especies, Profepa solo tiene información de 212 animales en resguardo, mientras que 537 continúan en circos que no pueden utilizarlos en sus presentaciones. El resultado es un agujero negro de 851 animales. Según una de las notas citadas, las autoridades solo comprobaron 20 casos de animales en condición de maltrato.
Detrás de la prohibición operó una agresiva campaña de la organización AnimaNaturalis, entonces dirigida por Leonora Esquivel y Antonio Franyuti. Desde entonces unieron a su campaña al famoso presentador Marco Antonio Regil. En 2015, Franyuti inició Animal Heroes. En la época se habló de malos manejos como la razón de su salida de AnimaNaturalis, pero no contamos con pruebas para señarlo de ello.
Moisés Serio apareció en cuanto no hubo circos. Entre apapachos y discursos delirantes sobre los felinos, aseguraba poseer “el primer y único santuario de animales en México”. “Parecía” que recaían en él las esperanzas de los animales. Decía que aunque los preferiría “en estado salvaje”, su refugio era una opción. También aseguró que ya había recibido 30 felinos y podía albergar a 350.
Antonio Franyuti y Moisés Serio departiendo amistosamente
Los otros entrevistados, además de cirqueros, fueron la entonces diputada Lourdes López Moreno que insistió en distintas ocasiones en que 12 mil UMAs eran suficientes para recibir a todos los animales de circo; y cómo no, Antonio Franyuti que no aportó ninguna novedad.
Hoy, Animal Heroes asegura que su fundador no estrechó lazos con Moisés Serio. Que su relación se limitó a ser testigos de entrega de animales por parte de Profepa y Semarnat. Distintas pruebas han demostrado que mienten de cabo a rabo. Ambos se frecuentaban más allá de lo profesional.
Además de la foto a la que se refieren los “Heroes” es su comunicado, rápido aparecieron otras . En una, Serio posa su mano sobre el pecho de un Franyuti sonriente de oreja a oreja en clara fraternidad. Visten informal en un claro ambiente distendido. El rescatista felicitó al activista en inglés y después en español. Lo llamó “my brother”, “uno de mis mejores amigos” y “mi héroe”.
El colmo fue una selfie con una espantosa contraluz. Al fondo, un escenario con luces moradas. En primer plano, el héroe y el rescatista posan para la cámara, éste con su gesto adusto usual y aquel con su sonrisa de oreja a oreja. Por la disposición de las luces, sabemos que el montaje corresponde al Olé Tour de los Rolling Stones. Las Satánicas Majestades actuaron en México en marzo del 2016.
¿Quién es Eduardo Moisés Serio? Es hijo de Eduardo Felipe Moisés, un oscuro personaje relacionado con Edicom, distribuidora de recursos en el escándalo de entrega de dádivas mediante monederos electrónicos durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto del 2012.El único vínculo formal del escurridizo Moisés padre con Edicom era una transferencia para Moisés hijo.
Antes del 2013, el junior vivía en Los Ángeles como socialité. Algunos vestigios de aquello siguen en la red. También tenía participación en una empresa de publicidad digital en los EE.UU. Moisés Serio atrajo a muchos famosos y muchas donaciones mientras aglomeraba felinos en su propiedad. Por la Black Jaguar pasaron Lewis Hamilton, Paris Hilton, Chloe Kardashian, Kendall Jenner, Maluma y hasta los Rolling Stones. Jet set en serio.
Además de las donaciones de empresas, famosos y políticos, Serio contó con el patrocinio de Schoodle, especializada en criptomonedas, la relojera suiza Hublot y la joyera austriaca Swarovski. Se ha señalado a Animal Heroes de apoyar con “millones” al refugio, aunque sin aportar pruebas.
Hay dos conclusiones claras: “defender” a los animales es un negocio que se ha expandido en México. Esta actividad ha tejido relaciones con la alta sociedad y el poder. No solo Moisés Serio se ha beneficiado de esto, sino también Franyuti. Figuras de renombre como Eugenio Derbez se han unido a sus campañas, en contraste con las más discretas que promovieron su cruzada anti-circo.
Según la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México AC, Black Jaguar operó con el favoritismo de las autoridades. Algunos funcionarios están relacionados con Serio y la Jaguar, como Héctor Ortega Celis que labora en la Secretaria de Seguridad Ciudadana local, o Rafael Tinajero director de Conservación y Bienestar Animal local y ex director del Zoológico de Chapultepec.
Antonio Franyuti ha maniobrado entre la clase política hasta conformar lo que llama Bancada Animalista, que es prácticamente un bufete de funcionarios públicos que hacen de representantes particulares de su organización. Jesús Sesma y el Partido Verde tienen un papel protagonista en el asunto. Incluso hay evidencias de que Sesma, Franyuti y Serio se reunieron personalmente.
Falta por saber, ¿dónde quedaron los perros, caballos, dromedarios y el largo etcétera que alegraba las carpas del país? ¿Por qué no se ha dicho una sola palabra sobre elefantes u osos, usuales en los circos?
Hay que exigir cuentas sobre la forma en la que el animalismo está ganando terreno en el Estado mexicano sin el menor remordimiento sobre sus actos contra personas o animales y el estilo de activismo y legislación sin analizar la complejidad de los asuntos abordados y que desembocan en un “no es nuestra responsabilidad”, sobre todo cuando se predica un supuesto interés por los animales que no tiene respaldo en la realidad.
De continuo conocemos casos de la cotidianidad en el que animales salvajes permanecen en domicilios privados, en muchas ocasiones por gente normal y ya no excéntricos o criminales. ¿Tendrán que ver los videos abrazando y besuqueando leones, como los de Serio o el propio Arturo Islas, denunciante del santuario? ¿Tendrá que ver la caída en manos de los traficantes de cientos de animales que se volvieron cargas insalvables para sus dueños? Algunos casos han mostrado que una azotea puede ser un mejor lugar para los leones que sus santuarios.
¿Por qué se abrogaron la facultad de decidir por los gobiernos que la privatización de las labores de conservación en sitios como la Jaguar es un modelo viable? ¿Cuánto dinero ha fluido entre el gobierno, Black Jaguar White Tiger, Animal Heroes AnimaNaturalis? ¿De dónde proviene su financiamiento en general? Como bien señaló Franyuti, sin él y los Naturalis el animalismo de protesta no tiene el alcance que ellos aportan. ¿Estará por destaparse un escándalo?
Si lograron este horror con 1600 animales, ¿Qué van a hacer con cien mil cabezas de ganado bravo y 170 mil hectáreas? Si les permitimos prohibir las corridas de toros ¿Escucharemos a Franyuti diciendo que “los activistas no somos responsables”? Les damos la razón: son irresponsables, negligentes, ignorantes, fascistas y asesinos.
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