Por Jorge Eduardo - México
Poco a poco se reanudan las fechas tradicionales del calendario taurino mexicano, y tres buenos ejemplares de Caparica fueron los protagonistas de la reapertura de la plaza Silverio Pérez de Fábrica María.
Los que hicieron segundo y tercero de la corrida, que constó solo de cuatro toros, además de bravos y nobles, tenían trapío más que adecuado para el coso mexiquense. Quizás el menos potable fuese el abreplaza, al que tampoco exigió de más José Mauricio a pesar de gustarse en un par de lances, y ligarle sobre todo por el lado derecho. Por el pitón izquierdo el toro soseaba ostensiblemente, y la casta se le terminó pronto. Mató de estocada entera y la autoridad concedió una oreja tras una petición floja.
El cuarto de la tarde, un negro delantero de cornamenta y apenas vuelto, al que había que mandarle y con el que valía la pena exponer. Mauricio tal vez no echó toda la carne al asador como le hemos visto en otras ocasiones, y optó por buscar algún momento de reposo, mismo que consiguió más bien entre sobresaltos y precauciones. Mató de pinchazo y una espectacular estocada un tanto recibiendo y otro tanto al encuentro, lo que le valió tocar pelo de nuevo, aunque sin loor de triunfo. Su cuadrilla tuvo una tarde sobresaliente, en particular Gustavo Campos y Héctor García con los garapullos, pareando a los toros que hicieron primero y tercero de la tarde, respectivamente.
Sergio Flores es un torero que le ha puesto su sello a una tauromaquia arrebatada, en la que a veces el acento en gestos vehementes e impetuosos se comen al buen torero tlaxcalteca. Entre desplantes y adornos le vimos poco con el segundo de la tarde, un toro negro y también delantero de cornamenta, que también pedía una muleta más mandona que le metiera en la canasta para intentar ligar el toreo. Sergio estuvo más cómodo adornándose mientras se desplazaba por varios terrenos de la plaza. Mató de pinchazo y estocada.
El cierraplaza, un colorado de nombre Colibrí –n. 16, 480 kg.–, tuvo entre sus virtudes ser más noble que sus hermanos, con recorrido y repetición, aunque sin ser un dechado de clase, pues no terminaba su recorrido completamente humillado. Además, perdió las manos en más de una ocasión, acusando debilidad. En varas no tuvo ni mucho menos un juego destacable, amén de la costumbre del torero de dejarse a los toros bastante crudos, cambiando el tercio apenas los del castoreño les parten el pelo. En resumen, un toro colaborador con el torero, al que no consideraría el mejor de la corrida.
Flores se gustó más en este turno. En la primera parte de la faena y hacia el final de la misma ligó el toreo por derecho, asentado, parado, y dejando de lado el bullicio de ese arrebato impostado que en ocasiones cada vez más continuas revoluciona el quehacer del tlaxcalteca. Sin embargo, un buen trozo de la lidia recayó sobre circulares invertidos y esta bisutería tan en boga que Sergio ha adoptado en su repertorio, y que merman la rotundidad de las faenas.
La indultitis alcanzó un nuevo grado de severidad este domingo, cuando el juez Gilberto Ruíz Torres mostró su pañuelo blanco sin necesidad que el público le apretara gran cosa, sino como respuesta a una petición más bien minoritaria y a un breve gesto de arenga del torero. Hubo una cierta división de opiniones.
Así embistieron los Caparicas
Caparica cosechó un nuevo éxito, en esta ocasión con ganado que exhibía notablemente su origen Parladé tanto en su lámina como en su juego. El juego de la corrida fue esperanzador y permite vislumbrar que de seguir con la seriedad que han puesto a la selección de su ganado, bien podría consolidarse esta faceta del hierro mexiquense como un nuevo atractivo en la cabaña brava, que reverdezca los laureles del toro bravo mexicano. Esperemos también que nuestro toro de encaste Saltillo dé la cara con bravura y casta, para consolidar una oferta diversa en los cosos del país.
La salud de la fiesta de toros en México no solo pasa porque haya toros y toreros, sino por la circunstancia crucial de que existan más Fábricas Marías a lo largo y ancho del país. La pequeña comunidad del municipio de Otzolotepec la región otomí del valle de Toluca es un enclave de afición taurina en medio de un recóndito paraje boscoso de gran atractivo y mucho encanto, todo marcado por la presencia de una plaza de toros, y de una afición local robusta.
La iniciativa de esta comunidad de montar su festejo año tras año con autonomía e independencia le ha convertido en un sitio de interés para las aficiones capitalina y mexiquense, que se desplazan a la localidad para ponerla de cabeza el día de la feria año tras año, y hacer tremendos llenos como el de ayer. Eso ya no es simplemente hacer empresa, o negocio, sino constituirse como una referencia del calendario taurino del centro del país. No sé, pero a mi me recuerda a las aficiones francesas y su modelo de organización. ¿No será, acaso, un buen camino a seguir?
A toda la afición taurina, sus familiares, amigos, y seres queridos, quisiera desearles un muy feliz año 2022. Recibamos al año nuevo con alegría, esperanza, y afición para remontar estos tiempos difíciles, y ojalá que veamos mucha bravura y emoción por los ruedos del mundo. Gracias a todos por su apoyo durante este 2021, en especial, por supuesto, a Antolín Castro y Opiniónytoros.
Galería de fotos en #LaSuerteSuprema: https://lasuertesuprema.art.blog/2021/12/27/buena-corrida-de-caparica-en-fabrica-maria-aunque-premiada-en-exceso/