Por Jean-Charles Olvera - España
No pudieron, o no supieron, rematar los tres toreros si no fuese Curro Díaz al 4º, en la corrida 'estampa' de Arauz de Robles que salió en Las Ventas este domingo.
Impecable presentación de un lote astifino, siendo aplaudidos varios ejemplares de la ganadería jienense saliendo de toriles. Esta presentación y estar en Madrid habrán tal vez pesado más que lo pensado para David de Miranda y Calerito.
Este último confirmaba su alternativa con 'Estudiante', el de más peso en la báscula (588 kilos), sustituyendo in extremis al luso Juanito, herido en el campo al prepararse para tan importante cita. El hispalense propuso un toreo de puntillas, demasiado conservador y despegado que no convenció a una mitad del tendido que le recriminó un abuso de pico y de toreo perfilero. Aun así, y tras entera, saludó con división el rubio hispalense en su toro de confirmación. Se arrimó como pudo con el barroso cierraplaza, manso y querencioso, tras una caótica lidia y un feo bajonazo.
Tampoco pudimos ver ese toreo vertical tan peculiar del onubense David de Miranda que tanto gustó en Sevilla con los toros de Santiago Domecq. Esta vez no cuajó con las embestidas de un lote que perdió rápidamente transmisión, si no fuera por dos series por el pitón izquierdo al 3º, que pidió después más cercanía. Más centrado estuvo con el 5º en sus inicios por derechazos, un toro que le perdonó una cornada cuando se encontró a su merced en el piso. Fue ovacionado, también con división, tras estocada caidita.
Curro Díaz con la diestra
Nos quedaremos una vez más con el toreo veterano de Curro Díaz, con un 4º toro que manseaba buscando las tablas y que corrigió el linarense en una faena que fue como una breve lección de sitio, distancia, ligazón y empaque, algo de un maestro firme hablando a sus pupilos con dudas. Saludó al tercio, pero esta vez sin ninguna división.
Fue una media lección, de ahí la brevedad, pues el presidente dejó a un inválido 2º toro en el ruedo tras gran bronca del tendido 7, el diestro decidió abreviar sin más tras dos pases de tanteo, otra lección de saber estar.