Uno de los nuestros, de los de verdad, amigo, torero, se nos ha marchado para siempre.
Se acabaron las interminables tertulias en mi casa de Segovia, así como en cualquier otro sitio donde le encontraras, se acabo de compartir su bonhomía, calificativo que le cuadraba mas que a nadie. Adiós, querido Pedro, te vamos a echar mucho de menos.
Muriel Feiner, El Pana y Pedro Giraldo en mi casa segoviana.
En el recuerdo y en las imágenes seguiremos disfrutando de tu presencia, aunque tu ya solo la compartas con ese Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’ a quien tanto quisiste y respetaste desde la misma afabilidad y ganas de conversar como las tuyas.
A mi querida Muriel no puedo más que quererla un poco más ahora que se ha quedado huérfana de esposo, compañero de aventuras, chófer, abuelo…
Suele decirse que siempre se van los mejores, y en tu caso, Pedro, no es solo una frase, es una certeza en toda regla.
Con dolor en los dedos al teclear estas líneas, solo puedo recordar tantos momentos buenos que compartimos. Que en el cielo repartas tanto amor como aquí hiciste y si aquí te ganaste el cielo, allí, seguro, te ganarás la gloria.
En pleno San Isidro nos dejaste huérfanos a todos. Descansa en Paz.