Por Jean-Charles Olvera - España
Los que vinieron esta tarde lo hicieron en su mayoría para presenciar una de las ganaderías predilectas de la afición, la de Valdellán.
Nos la prometíamos muy felices viendo los vídeos del lote en el campo leonés y en los corrales de la plaza, con ese trapío pleno de seriedad, hasta que los toros salieron al ruedo. Sin ser un desastre, todo fue de más a menos y en tres etapas.
La primera de ella con los dos primeros toros que fueron ovacionados en el arrastre, pero sin nunca romper como otros hermanos en este mismo coso. Tuvieron casta limitada, pero cayeron en buenas manos, la de Alejandro Mora que confirmaba y la del padrino Antonio Ferrera, que supieron tirar de clasicismo el primero y de toreo barroco el segundo, con esa impronta única e inspiración innata. Pero ambos diestros emborronaron sus lidias con pésimas espadas, Mora escuchando los fatídicos tres avisos en su toro de confirmación, ‘Bilbaíno’, y Ferrera con otros dos más.
Cuando salió 'Bilbaino' todavía había esperanza en la tarde
La segunda etapa vio salir dos toros inválidos, que se hirieron durante el primer tercio. El tercer toro para David de Miranda, fue sustituido por un sobrero pasado de kilos de Los Maños, de mal juego, y el cuarto quedó en el ruedo, siendo muy protestado y sin permitir faena de Ferrera.
Pasados de kilos fueron también todos los ‘Valdellanes’ santa colomeños, con un promedio de 610 kilos que les sentaron mal a los dos últimos de esta tercera etapa, que tuvieron poca movilidad y transmisión.
Lo que sí tuvieron estos últimos toros, fue presencia en los caballos, pero en Las Ventas, este tercio está ya totalmente desvalorizado, sin respeto y en caída total. Si fuese del gremio de los picadores, estaría muy preocupado. Si te cargas los últimos toros (el 4 y el 5) como lo visto esta tarde, poco doy por el porvenir de un tercio y de una profesión tan mal ejecutada, que parece justificarse solo para lesionar al toro, olvidándose que está para probar su bravura.
El cabreo de la afición es grande. Sin duda no percibida como se mereciera. No por nada, estos toros y los del mismo corte (los Escolar Gil de Saint-Martin-de-Crau de la semana pasada) siguen triunfando en Francia en donde los mismos toreros cuidan del tercio, bajo presión de los organizadores, empresas y aficiones. Si bajón vimos esta tarde en conjunto de los ejemplares de Valdellán, que no negamos, queda una esperanza para esta ganadería y unas cuantas otras. Lidiar en cosos más aptos para valorizar este tercio fundamental, como en la cercana San Agustín del Guadalix, que cuando se cumple bien, permite a estos toros canalizarse en el último tercio y no ejecutarles sin que puedan pelear.
Sugerimos entonces a Plaza 1, que tuvo el detalle de programar estas corridas toristas de inicio de temporada, de proponer para las siguientes corridas de Palha y Saltillo, las rayas del tercio de varas como las de una corrida concurso, con las dos habituales, más las tres otras que delimitarían la distancia en la que arrancaría el toro al caballo, sensibilizando la autoridad a matadores y picadores, como así lo hacen en la mayoría de las corridas que lidia Valdellán en Francia. Podría ser que el bajón que vimos sea solo una simple mala ilusión, interpretación errónea o espejismo taurino.