Por Jorge Eduardo - México
Mientras veíamos a la tercia conformada por Adame, Ortega y Fonseca, en la Plaza México se colocaban sellos de clausura.
Por demás contrastante la noche de muertos de este 2024 en términos taurinos. Comencemos por el motivo seminal de este texto, la corrida nocturna del día de muertos en la Monumental de Morelia. La plaza de cantera registró más de dos tercios de plaza en noche con buen clima.
Se lidió un toro de Monte Caldera para rejones, mal presentado, y seis del hierro de Peñalba, propiedad de Javier Bernaldo, es decir, el propietario del desprestigiado hierro de Bernaldo de Quirós. Al mal presagio del ganado se contraponía la presentación del fino diestro andaluz Juan Ortega en la antigua Valladolid, la vuelta de Isaac Fonseca a su tierra y el acicate de Joselito Adame. Los toros de lidia ordinaria resultaron discretos de presentación y desiguales de juego.
Adame tuvo una actuación entonada en la que supo complacer a la afición moreliana, un tanto distraída por el artificio de la música durante las faenas y otros ademanes para la galería. Adame supo hacerse de la embestida del primero de lidia ordinaria, que tenía acometividad antes que clase. Sin embargo, descubrió el buen lado izquierdo y engarzó dos buenas tandas, una por cada pitón. Después vino la música, el zapateo y la faena se descompuso. Los errores con la toledana le privaron de algún premio.
El cuarto fue un toro débil, con el que apenas pudieron lucir en banderillas Fernando y Héctor García, además del propio Joselito. Con la pañosa, el hidrocálido templó con la mano muy alta, lo que agradeció el toro que poco a poco se entregó hasta que Adame logró ligarle algunas tandas de muletazos rematados abajo. Luego, toreó para el tendido y se alargó en desplantes de no mucho mérito considerando la presencia de la res. Mató de estocada baja y cortó dos orejas.
Juan Ortega debutó en Morelia
Juan Ortega regó algunos destellos de su extraordinario concepto del toreo ante el peor lote de los bernaldos disfrazados. El sevillano se estampó con la mansedumbre de la res y apenas pudimos paladear su concepto al verle cambiar de terrenos, al ejecutar molinetes con una pinturería especial y viendo de primera mano su intransigencia por el clasicismo del toreo. No anduvo fino con la espada en la noche.
El quinto, el mejor presentado de la función, fue un cárdeno que tiraba gañafonazos al capote del esteta andaluz, que no obstante logró pararse para cuajar cuatro verónicas de mucho calado. La lidia de su cuadrilla fue más bien desacertada y Ortega intentó sujetar a la res con torerísimos doblones en redondo y algunos buenos muletazos por ambos pitones, antes de que el burel decidiera huir descaradamente. De nuevo falló con los aceros y escuchó una ovación sentida aunque tímida comparada con otras explosiones de euforia durante la noche.
Isaac Fonseca se perfila como ídolo de su tierra. El michoacano navega entre bien hacer el toreo que ha cautivado a la afición y ese ángel que lo tiene pensando en el tendido constantemente. Bien cabría destacar que está ocasión vimos la verónica de Fonseca, lance fundamental que ejecuta con una calidad inusual. En el último tercio por momentos toreó con largueza y de pronto se montó en el ambiente festivo. Una vez terminado el frenesí de música autóctona, Fonseca se atornilló al piso y logró una estupenda tanda de derechazos antes de abrochar su faena por alto y cortar una oreja tras estocada entera.
Para cuando el cárdeno sexto, la gente quería terminar su noche de fiesta por todo lo alto, cantaron a grito pelado Caminos de Michoacán y Fonseca transitó por esas aguas propicias, no sin antes cuajar otro buen racimo de verónicas, sabrosos derechazos y algunos naturales que, mezclados con cambiados por la espalda, hicieron las delicias de la Monumental. Isaac, aunque dubitativo, desoyó correctamente una petición de indulto disparatada y se tiró a matar para cortar otras dos orejas.
Javi Funtanet abrió plaza montando con corrección, clavando acertadamente y exponiendo con arrojo y valor, aunque el juego del muy discreto toro de Monte Caldera no le jugó a favor para cosechar algún premio. Saludó en el tercio Gerardo Angelino tras parear al tercero de la noche.
La Plaza México, clausurada...
Si no son peras son manzanas. Ahora es la administración entrante en persona del alcalde panista de Benito Juárez, Luis Mendoza, quién clausuró el embudo. Recientemente, la Plaza México ha hecho de los conciertos masivos en horario nocturno su actividad principal, atrayendo masas de automovilistas a la zona residencial en la que se encuentra. Por lo tanto, y dadas las diferencias entre el público taurino y los concurrentes a esos eventos, el caso vial ha sido inusitado incluso en colonias más o menos lejanas a la Monumental.
Por si fuera poco, el estadio de Ciudad de los Deportes aloja actualmente a tres equipos profesionales de primera división y a dos femeniles. Por lo tanto, se han empalmado muchos eventos en las últimas fechas, provocando la tal vez justificada queja de los vecinos.
Pues bien, el flamante alcalde Mendoza, un notorio populista de derechas, aprovechó la noche de este sábado para montar un circo mediático a las afueras de la plaza y del estadio para anunciar su clausura como consecuencia de los eventos simultáneos que él mismo autorizó. Se trataba de un partido del equipo Cruz Azul y un concierto con temática de la película Coco.
No es la primera vez que la plaza echa los sellos de clausura. En fin, que esperaremos el desarrollo de la información para conocer el cauce de esta decisión administrativa, fruto de la dejadez empresarial y de la ineptitud de un señor que, a pocas semanas de tomar el cargo, se comporta como un populista escandaloso antes que como una figura ecuánime de oposición.
En fin, que la otra señora estaba pior...
Galería de fotos en #LaSuerteSuprema: https://lasuertesuprema.art.blog/2024/11/03/en-morelia-noche-de-toros-en-cdmx-noche-de-clausura/