Por Lázaro Echegaray - España
Si hay un hierro ganadero que ya forme parte de la cultura taurina ignaciana, ese es el de Ana Romero.
Son muchos años lidiando en esta plaza y ganándose en cada corrida la del año siguiente. Siempre esperados, en la retina del aficionado quedan muchas faenas y muchos toros para el recuerdo.Hoy fue una corrida interesante en la que hubo un poco de todo. Todos los animales desarrollaron sentido, mansearon pero mostraron casta, se movieron y pusieron en aprietos a la terna y eso hizo que la corrida se hiciera muy entretenida.
Urdiales fue el primero en notar las condiciones del astado. El que abría plaza le ganó el terreno en varias ocasiones, estando a punto el de La Rioja de ser alcanzado. Cortinero no escondía su condición entre bambalinas; la mostró muy a las claras y si en los primeros tercios Urdiales pudo zafarse de él, bien que mal, en el de muerte el toro se lo echó a los lomos, lo arrastró en el suelo y terminó quitándolo de la corrida; el torero fue trasladado al hospital de San Sebastián. Quedaba pues la tarde en un mano a mano entre dos toreros sevillanos, Daniel Luque y Borja Jiménez.
Luque apostó por los medios en el primero de su lote, sin duda el mejor toro de la tarde. Fue faena de esas que se realiza en un espacio de medio metro, quedándonos cortos. Toreó con las dos manos con aplomo y buscó los terrenos de toriles, hacia donde el toro ya había apretado, para matar. Debido a la cogida sufrida por Urdiales, a Luque le quedaban aun dos toros por matar. Dibujó el toreo con el cuarto de lidia, el más grandote del encierro al que cortó una oreja. Al sexto lo toreó con mucha clase y estilo, preferentemente en los medios, cerrándolo poco a poco según el animal cambiaba su condición. Puso Luque el cuerpo a torear, acompañando el recibo y yéndose detrás de la embestida, recordaba a maestros de otras generaciones. Fue otro toro de nota en un encierro complicado. Tras la oreja cortada a este Ruleta, Luque abría la puerta grande de la plaza de Azpeitia por segunda vez en esta feria.
Borja Jiménez recibió ovación en sus dos toros. Aguantó muy bien las embestidas ásperas del primero y el desinterés que mostraba al salir de las series, lo que dificultaba la ligazón. Le faltó mando en su segundo, quinto por orden de lidia, y en ocasiones se vio en aprietos.
La corrida de Ana Romero dará conversación a los aficionados. Habrá quienes la hayan visto con complacencia, otros consideran que ha sido una corrida falta de condiciones. Pero no se aburrió nadie en la plaza, hubo emoción, generada por el peligro.