Por Jorge Eduardo - México
Los novillos-toros coahuilenses protagonizaron un festejo que enderezó el rumbo taurino del serial, pero que continua planteando serias dudas sobre las intenciones del mismo. Corrida en Caxuxí.
Es decir, si la intención es sacar un torero, parece poco conveniente estampar a una tercia de inexpertos con este serio, duro, encastado y formidable ganado norteño. Si la intención es vender boletos, se echa en falta un buen reclamo taquillero, que bien podrían ser los propios bureles de Fernando Lomelí. Si el objetivo es poner bares y reggaetón a todo lo que da, entonces los toros, toreros y todo lo que les rodea, salen sobrando.
En fin, entre que si son peras o son manzanas, la entrada se redujó hasta unas cuatro mil personas en tarde nublada con horrorosas rachas de sol cenital a plomo para ver lidiar este gran encierro. Tan solo las juveniles caras de algunos les salvaban de ser materialmente el doble de cuajo y trapío que los esmirriados bovinos que se hicieron pasar por toros en varias corridas de la pasada temporada de reapertura.
A la novillada la compusieron cromos auténticos como el magníficente abreplaza, el quinto y el sexto de la tarde; ejemplares serios como el segundo y el tercero, y tan solo quedó un poco por debajo el cuarto. En cuanto al juego, cinco de seis pelearon en varas, y en la muleta los seis mostraron distintas caras de la dureza en el ruedo.
La torería que hizo frente a este formidable desafío sufrió las consecuencias de la inexperiencia, de ciertas carencias taurinas achacables a la formación técnica y al concepto taurino, pero sobre todo a la falta de oportunidades. Sería irresponsable ensañarse con lo que no vimos en sus actuaciones, pero la benevolencia absoluta que algunos sugieren tampoco sería adecuada para retratar la situación de la fiesta en México como un todo.
En fin, que se presentó en esta plaza el zacatecano César Pacheco. El chaval le hizo frente al poder del primero de la tarde con algo de precaución y sin mucho mando después de una voltereta con el capote y un severo tumbo a la cabalgadura de César Morales. Tibia faena en la que la bravura del toro fue lo que atrapó la atención del público antes de pinchar con pitonazo en la chaquetilla incluído y un bajonazo.
El cuarto fue un novillo con nobleza, aunque sin dejar de lado el nervio que caracterizó al encierro. Pacheco tomó los trastos hecho un manojo de nervios y poco a poco se asentó hasta ligar las tandas más rotundas de la tarde. Los derechazos se fueron engarzando pero se echó en falta no solo un poco más de ajuste, sino también de mando y personalidad del aspirante. No estuvo acertado con el acero y salió al tercio más bien de motu proprio.
A Luis Martínez, también nuevo en esta plaza,le tocó en suerte el saltarín segundo de la tarde. No era bonito de hechuras pero sí imponente de presencia, montado y corto de cuello. Martínez le hizo una faena larga cuyo principal argumento fue un poquito de ligazón, pero que tuvo sus puntos álgidos en los remates en los que sí se embadurnó de un toro resentido del porrazo en el callejón. Escuchó un aviso y el novillo una ovación en el arrastre.
Martínez no encontró el rumbo con el quinto, un novillo en la cuerda del cuarto y que parecía ofrecer posibilidades en caso de tirar de él. Lo más destacado de la lidia fue el percance que sufrió Alfredo Ruíz al quebrarse la vara mientras picaba para luego recetar un buen puyazo y que el novillo deshizo un vetusto manojo de astillas de los que componen la barrera apenas tocarlo.
Jesús Sosa fue el mejor librado, aunque no sin asegunes. El tlaxcalteca también debutó en el gran coso. Es fino capotero y con la muleta no cejó en su intento de buscar el pitón contrario y llevar al novillo podido en las pocas embestidas que tuvo, labor que le pasó de noche al público. La gente se enganchó con la faena hasta que el novillo le dio tremenda paliza en unas innecesarias bernadinas. Se entregó en la estocada y cortó la única oreja.
A este novillo lo picó sobresalientemente Angel Juárez y salió al tercio el banderillero Gerardo Angelino.
El novillo sexto fue quizás el de peor juego de la tarde, no se empleó en las varas y en el último tercio no sobraron opciones. Sosa estuvo más aliviado, pero igual tragó con una fea cogida por el pitón izquierdo. Mató de pinchazo con otro achuchón y estocada para retirarse entre la ovación que el público otorgaba al ganadero.
Los de Fernando Lomelí tuvieron bravura y fuerza
Finalmente, el triunfador de la tarde fue el ganadero Fernando Lomelí, quien dio una vuelta al ruedo al final del festejo entre el entusiasmo de la concurrencia. Esperemos que la divisa naranja y blanco, que ya había triunfado en 2019, vuelva con una corrida en la Temporada Grande y que su ganadería hermana, Corlomé, se presente pronto en esta plaza.
Mientras tanto, la novillería no levanta la cabeza. Y no levantará mientras los organizadores del serial no decidan cuál es el objetivo de ofrecer estos festejos. ¿Por qué no repetir a los triunfadores inmediatamente para levantar la temporada? ¿Para qué ocultar las fotografías de los encierros incluso cuando se están haciendo bien las cosas? En fin… Mejor pásele al bar a bellaquear un rato…
José Mauricio tocó pelo en Caxuxí
Nuestros amigos del Comité Taurino de Caxuxí, el encantador poblado otomí del Valle del Mezquital hidalguense, tuvo su corrida de feria también este domingo 21 de julio. Lleno hasta las lámparas como de costumbre y con sol a pesar de la amenaza de lluvia, se lidiaron seis toros de Arroyo Zarco. José Mauricio cortó la única oreja de la tarde y saldó su actuación con una ovación. Sergio Flores y Leo Valadez, que sutituyó Arturo Gilio, se fueron de vacío. Espero gustoso la ocasión de regresar con nuestros amigos de Caxuxí.
Galería de fotos de la Plaza México en #LaSuerteSuprema: Amplia superioridad de los novillos de Fernando Lomelí en la segunda de la Plaza México – La suerte suprema (art.blog)