Por Jean-Charles Olvera - España
El pasado domingo por la mañana bien inspirados tomamos rumbo al norte de Madrid en San Agustín del Guadalix para ver el corridón de Dolores Aguirre.
Una corrida seria y completa por brava y noble en su conjunto, que trajo emoción en cada instante y en la cual vimos unas lidias culminando nada más y nada menos con 23 puyazos, o sea casi 4 por toro, algo que en cosos españoles es casi inédito.
Ese mismo propósito de dar 3 puyazos a cada toro que salga en esa Feria del Aficionado así bien llamada, es uno de los ejes principales de los aficionados organizadores del Club Taurino 3 Puyazos: ver 3 reales combates con el varilarguero y no 2 simples picotazos como se vienen viendo en casi todas las plazas de 1ª sean de Madrid, Bilbao o Sevilla.
Algo que en los reductos franceses que son las plazas toristas de Vic-Fesensac, Céret, Alés, Parentis-en-Born hasta hace poco o de Orthez promueven como condición para poner en valor una suerte de varas tan menospreciada por el resto de la afición.
Esa feria también promueve la integridad del toro y la autenticidad en sus festejos, aunque no siempre pueda ser posible como lo visto el sábado con un toro mal presentado de Palha, pero nadie es perfecto y menos estos organizadores benévolos al que algunos aprovecharon fácilmente para criticarles, con lo difícil que es emprender en el mundo de los toros o en otros mundos, el empresarial por ejemplo. El que nunca intentó emprender no sabe de qué van estas cosas tan complejas.
Cañonero de Dolores Aguirre y el picador Juan Fco. Peña
La corrida del domingo meridiano de Dolores Aguirre fue así la cereza en el pastel. Reconcilió a todos, amantes de la integridad y del buen toreo. Culminó rápidamente con el 2º toro de vuelta de nombre Cañonero nº 10 que fue 4 veces al caballo empujando con los riñones y que no se cansó de embestir con su gran pitón derecho en la muleta de un inspirado Damián Castaño que sigue siendo uno de los pocos que comprenden las lidias de estos toros. Lástima de su poca suerte al entrar directo a matar sin muleta, rindiendo homenaje a Iván Fandiño, otro grande, que hizo lo mismo hace justo 10 temporadas en Las Ventas. Esta vez el salmantino que fue a por todas perdió así las 2 orejas que le estaban prometidas. Una pena para él, aunque los presentes no le olvidaremos como tampoco al negro zaino de Dolores Aguirre que se fue ovacionado con una plaza en pie.
Con estas emociones auténticas es como la plaza de San Agustín del Guadalix se está poco a poco acercándose de las precitadas plazas francesas que siguen como modelo en ese rumbo de la integridad del toro ante todo. No por nada se oía hablar durante la feria tanto español como francés, como antes en Cenicientos, mucho de estos últimos viniendo hasta en autobuses a esta plaza. Un ejemplo a seguir para persistir por este rumbo serio para plazas españolas como las de Villaseca de la Sagra, Azpeitia, Calasparra, Guadarrama, Riaza, Cuéllar, Pedrajas de San Esteban, Arnedo, Peralta y otras pocas.
Ver salir toros o novillos íntegros que tengan las fuerzas de empujar en 2 o 3 puyazos y que embistan durante la faena tendría que ser la prioridad de las plazas principales en vez de ver anodinos festejos sin bravura ni cualquier otra emoción. Por ahí van poco a poco y discretamente los del Club Taurino 3 Puyazos en San Agustín del Guadalix, proponiendo una feria de los 3 puyazos o más bien dicho, de los 23 puyazos como en esa corrida de Dolores Aguirre.