Por Jorge Eduardo - México
Mientras la plaza más importante que nos quedaba cerró sus puertas, en Cinco Villas se anunció el futuro.
Así ocurrió a pesar de la corrida de Teófilo Gómez. El hierro del fallecido ex matador de toros, fiel a su costumbre, tuvo como carta fuerte la nobleza a toda prueba. Tal parece que, en esta nueva etapa, los propietarios de este hierro continarán debatiéndose entre ser una verdadera ganadería de toros bravos o el cridero de los que la afición llama, despectivamente, teofilitos.
Sin ser dechados de bravura, casta o emotividad, los primeros dos de la corrida, muy serios, plantearon dificultades para los toreros. En cuánto a los que hicieron tercero y quinto, discretamente presentados, aquel se dejó meter mano mientras que este, más cómodo, fue el más áspero del hierro queretano.
Parcharon la corrida dos toros de José Barba, los que hicieron cuarto y sexto de la tarde. Este fue premiado con un arrastre lento tal vez exagerado.
El primero del disparejo lote teofilezco fue un precioso berrendo en cárdeno, delantero vuelto. El abreplaza exhibió las dificultades del descastamiento y la edad, poniendo en algún predicamento a Leo Valadez. El aguascalentense, con algunas dudas, acarició la embestida hasta pegar buenos derechazos. Terminó aprovechando el viaje antes de fallar con los aceros.
El cuarto, un cornipaso cariavacado de José Barba, fue protestado desde la salida. Poco quedó por hacer para un Valadez que acudió a los mismos procedimientos, pero que apenas por momentos sacó a la gente de un cierto letargo.
El verdadero trompo en esta combinación es el de Diego San Román e Isaac Fonseca. Ah qué faena la del queretano al primero de la tarde, quien aprovechó y hasta abusó de la nobleza de un toro absolutamente metido en la muleta. En un palmo de terreno, recogiendo la embestida de buenas a primeras apenas con el asomo de los vuelos de la muleta, fue que San Román cuajó una labor ligada, emocionante, que elevó la temperatura en el coso de Cinco Villas.
Con el quinto, un cómodo teofilito, San Román se encontró con la sorpresa de una res áspera. El queretano se prolongó intentando hacer la estatua ante un contrincante tan reducido, que el torero parecía jugar al toro durante largos minutos. Dos estocadas muy en corto y con algunos defectos fueron el remate de ambos trasteos.
San Román y Fonseca nuevas caras de la torería
Si San Román es el torero de riñones, Fonseca tiene esa chispa del toreo sabroso, pinturero y profundo. Si bien Isaac todavía batalla con la estructura y la solidez de sus trasteos, su calidad y su carisma lo sacan adelante. Así ocurrió con el tercero, un castaño discretamente presentado, con el que electrificó a la concurrencia desde el péndulo hasta el estupendo volapié.
Con el sexto, luego de un sentido brindis con declaración incluida para todo el público, Fonseca se acomodó por el lado derecho de un buen toro de José Barba. El cierraplaza se vio disminuido por dos vueltas de campana, por lo que debieron cuidarlo de más en el caballo y, para el último tercio, quedó un toro pastueño y noble. Varias tandas de derechazos precedieron a la mejor, con un sombrero en la mano izquierda y que sobrevino después de alternarle los lados en la única tanda al natural. Tres cuartos de estocada finiquitaron a la res.
En fin, que Isaac continúa arrollador. Su personalidad impacta, su simpatía es natural, domina absolutamente la escena y su toreo en ciernes avanza poco a poco. Sin embargo, Fonseca deberá aumentar su compromiso con el concepto del toreo con el que se identifique y, si se trata del toreo verdad y del clasicismo, deberá abandonar ciertos desplantes. No le hacen falta.
Si a usted le interesa el orejómetro, este puntuó así: Diego San Román cortó una oreja del segundo de la tarde, con fuerte petición de la otra, correctamente negada por la estocada. Fonseca, por su parte, cortó dos orejas del sexto de la tarde, que tal vez debieron ser una y una.
CIERRA GUADALAJARA
Otro palo de los tristemente célebres amparos. Los jueces federales se están poniendo del lado de ocho pelados que se sienten con el derecho de interferir en el pleno disfrute de las garantías individuales y colectivas de sus conciudadanos.
Esta situación es francamente insostenible, antidemocrática, autoritaria y arbitraria. Pero no es de sorprenderse, si proviene de una de las posturas ideológicas más inconsistentes, fanáticas y sectarias de todas cuantas pululan entre nuestra modernidad.
En fin, que se acercan las decisiones definitivas. Sabremos finalmente si el Poder Judicial en México está del lado de sus ciudadanos o si está en disposición de ceder ante las pulsiones totalitarias de elementos oscuros de la sociedad.
Ya lo sabremos...
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