Por Jorge García R. – Ecuador
Cuando uno mira a través de la televisión, es muy diferente a mirarlo en vivo y en directo.
Por lo tanto, desde la distancia, voy a tratar de establecer algunos momentos de mayor interés durante la feria taurina de San Isidro del 2019, y detallarlos en la mejor forma posible.
Pueden o no, ser considerados validos por quienes vieron lo ocurrido en la plaza pero, eso es lo que pude mirar yo, desde el otro lado del planeta taurino.
GANADO BRAVO NO ENTENDIDO
Dos no figuras del toreo, que tuvieron que bregar duro para salir ilesos, fueron Juan del Álamo y José Garrido que, a través de sus volteretas, fueron quienes crearon el suspense en el ruedo. Por lo menos, no resultaron heridos. Del Álamo, sufrió una brutal cogida, habiendo quedado dolorido y maltrecho. Igual cosa ocurrió con José Garrido; pero, Gonzalo Caballero si recibió la cornada al entrar a matar.
El resultado final no fue de triunfalismo pero, sí se pudo mirar toros con casta, con movilidad, con mucha bravura algunos, o sea, con todos los signos aparentes que debe de lucir un toro de lidia. Como se pudo mirar, la casta tiene muchos enemigos y, entre ellos, los toreros del escalafón que, ante la casta lo confunden con el peligro simple, y nadie se siente cómodo. Más aún, cuando la mayoría creen que con cualquier ganado pueden hacer el mismo toreo ventajista que adorna a los que matan los toros de mil pases.
TRIUNFO DE ROCA REY
Aparte de haber intentado torear a los astados parecido a los Domecq, uno de ellos lo corneó en el glúteo y, fue allí donde le salió la casta al torero peruano y, regresando de la enfermería, cumplió con el sexto de la tarde. Se puso frente al toro y, recordando todo lo que sabe, realizó una gran faena que, rematada en buena forma con el acero, puso de pie a los asistentes a Las Ventas, cortó las dos orejas y salió en hombros, abriendo la puerta grande del coso más importante del mundo. El astado que le permitió este triunfo fue una excepción de Parladé.
El parte facultativo firmado por el médico de plaza Dr. Máximo García, dice:“herida por asta de toro de 6cm. en tercio superior cara posterior muslo derecho que rompe facial superficial y lesiona musculatura isquiotibial. Contusiones y erosiones múltiples. Es intervenido quirúrgicamente en la enfermería de la plaza de toros bajo anestesia local. Pronóstico: Reservado que no le impide continuar la lidia”.
TRIUNFO DE UN DESCONOCIDO
Con un lleno hasta la bandera y la mayoría de los toros de los mil pases – Domecq -, apareció un torero poco conocido en el medio David de Miranda, acompañado de la figura Julián López “El Juli” y de Paco Ureña luego de su pérdida del ojo y, cuando todo parecía que del sueño no se despertaba nadie, salió la excepción de los seis astados y, fue el “aparecido en Las Ventas”, quien pudo demostrar su calidad y, exhibió una gran faena que remató con la toledana y cortó dos orejas a buena ley. La merecida salida en hombros y la locura de la gente. Lo mejor de todo, que apareció un nuevo torero que tomar en cuenta.
HERIDO POR SU ENTREGA
Es posible en una corrida de toros que por escasos momentos el buen aficionado pueda vivir con intensidad la tauromaquia, ya que, en medio de un tedio total por las malas condiciones de los astados, aparece un momento de inspiración para que eso cambie, , se pueda disfrutar de algo positivo. Eso ocurrió con el joven torero francés Juan Leal, cuando decidió ponerse rodillas en tierra y torear como los buenos, pese al peligro de un toro bravo al frente. Largos derechazos de hinojos levantaron la emoción del respetable y, en base a su enorme valor y entrega, se metió al aficionado en el bolsillo.
Una vez que volvió todo a la normalidad, al intentar dar un pase de pecho, fue corneado cerca al recto y considerablemente herido. Pese a ello, se volcó sobre el morrillo del astado para pasaportar a su enemigo del momento y, ante el pedido de parte del respetable, obtener una oreja cortada a ley por su enorme valor. Muchas veces, esos momentos de inspiración, hacen la diferencia en una plaza de toros.
ALBASERRADAS DE NOMBRE Y CASTA
Tres jóvenes toreros y, tan solo uno de ellos (Fernando Robleño), pudo descifrar lo que para la lidia de los albaserradas necesitaban, mientras que, los dos restantes (Gómez del Pilar y Ángel Sánchez) parecían aprendices. Pero, eso tiene una sola razón, la casta de esta ganadería que, al parecer se mantiene sin cambios desde su inicio, hace muchísimo tiempo. La presencia del ganado de José Escolar necesitaba lidiadores y, lamentablemente, eso se encuentra muy poco en la actualidad.
Los pases simples aunque de bonito nombre, no sirven para estos albaserradas pues, es poco lo que hay que hacer frente a cada uno de ellos pero, lo que pueden hacerlo para conseguir la lidia que este ganado necesita, por esa razón, lo que hizo Robleño al segundo de su lote. Hay que destacarlo por su valor frente al astado, que le permitió ligar algunos muletazos bien llevados en su faena. Una vuelta al ruedo fue un premio que pudo haber sido mayor, siempre y cuando, el presidente de plaza, hubiera conocido algo más de la lidia de un toro bravo pero, en todo lado se “cuecen habas” como decían mis antepasados.
TORO “DIRECTOR” DE VICTORINO, SALVÓ LA TARDE
Cuando todo hacía pensar que la tarde se iba en vacío, apareció un astado de nombre Director que, sin ser nada del otro mundo, fue aprovechado por Emilio de Justo a quien pudo desorejarle, de no ser por la espada final un tanto caída pues, lo mejor con la muleta, se debió a la fijeza y la codicia del animal, que le permitieron al artista de luto y oro, llegar con fuerza a los tendidos, a través de naturales cadenciosos y largos y templados derechazos.
El astado además, mostró humillación, cadencia y nobleza, que en manos de un buen torero, llegaron con creces a los tendidos, hasta recibir de Usía el premio de una oreja, con la que recorrió la arena.
ESCRIBANO CORNEADO Y ROMÁN HERIDO Y CON UNA OREJA
El valor de Manuel Escribano no lo duda nadie pero, luego de haber pasado apuros con la colocación de los rehiletes y, cuando todo hacía pensar de un triunfo, apareció el Adolfo Martín que no perdona y, empitonó al matador en una grave cornada, ventajosamente, de la que está saliendo. Y, cuando esto ocurría, el aficionado a Las Ventas, acostumbrado a los toros de decenas de pases de Domecq, salieron de su cascarón y, vieron al fin, una corrida de toros - toros que, tenían que ser lidiados por gente que, tengan conocimientos de la lidia de este tipo de animal, a más de su entrega y valor.
Román Collado no fue la excepción pues, sin dejar cosas de su juventud, puso en la sartén todo lo que sabe y puede, y cumplió con lo que es, un buen torero. Cortó una oreja y fue empitonado en el glúteo pero, pudo más su amor a la profesión para salir de esta difícil misión con los Adolfos.
De Roca Rey poco se puede decir en su primero pero, con vergüenza torera, salió en su segundo y demostró lo que puede con la técnica depurada que tiene. Totalmente diferente que cuando torea los Domecq, tuvo que echar mano a todo su conocimiento y calidad para salir adelante.
Los astados de Adolfo Martín, como todos esperábamos, con el peligro a flor de piel, tanto así que los alternantes pasaron sustos pero, esos son los toros bravos que todos los buenos aficionados esperamos ver siempre.
FERRERA EN HOMBROS. CLASE DE 10 “LOCURA”
Cuando la locura llega al público de las ventas, es porque algo bueno ha sucedido, ya que, Antonio Ferrera dio una clase de altos quilates de lo que es la tauromaquia pues, en lugar del aburrimiento y monotonía que ha existido en algunas corridas de la feria de San Isidro, en esta ocasión fue lo contrario. Era el primero de la tarde y, vimos a un Ferrera iluminado que, desde el primer capotazo llegó a nuestra retina el preciosismo y mucho de improvisación. Y, si con el capote se inició esa locura, cuando dijo no al ayudado para la muleta y comenzó a dibujar muletazos soberbios con las dos manos, el aficionado convirtió al coso de Las Ventas, en un verdadero manicomio. Y, más aún, cuando desde largo se lanzó a matar, consiguiendo una entera un tanto desprendida. Los pañuelos pedían los máximos trofeos pero, fue Usía el único que no lo comprendió y, le entregó tan solo un apéndice del magnífico Zalduendo.
En su segundo enemigo, muy diferente al primero, tuvo que bregar como los buenos y, gracias a su técnica y su perseverancia, pudo dominar al astado, toreando como debía y, al hilo de las tablas realizó una faena de poder, que era lo que necesitaba ese manso. Nuevamente toreó con la mano izquierda sin el ayudado, levantando al aficionado de sus asientos. Una nueva entera tampoco en gran sitio pero, si hubo pañuelos en los tendidos. Sin embargo, Usía volvió a ver equivocadamente y, le entregó las dos orejas. ¿Quién entiende a la autoridad? Vaya usted a saber.
Le acompañaron Curro Díaz que tuvo un mal lote de toros pero, pese a ellos dio muestras de su calidad pues, nadie puede decir lo contrario, ya que, se trata de un torero diferente y con mucho arte. Y, Luis David, el torero mexicano, que poco pudo hacer con el primero pero, si en el último de la tarde, aunque salió cogido aparatosamente, debiendo ir a la enfermería. Pese a pequeñas heridas, regresó al ruedo y terminó su faena pasaportando al astado. (Continuará…)