Por Jean-Charles Olvera - España
Si la novillada de ayer fue penosa por la criticable actitud de los novilleros, la de esta tarde fue todo lo contrario, con una terna que se reivindicó.
Era el segundo festejo de la feria de la Comunidad de Madrid y hubo una gran entrada con más de 10.100 espectadores y un ambiente de preferia que augura una feria de San Isidro de expectación.
La novillada tuvo una fórmula novedosa con novillos de seis ganaderías del campo madrileño, saliendo por este orden novillos de Guerrero y Carpintero, Montealto, Villanueva, Ángel Luis Peña, El Retamar y Zacarías Moreno.
Aunque no hubo concurso entre ganaderías, el novillo que más se lució y tuvo una gran ovación en su arrastre fue el segundo de la tarde, 'Melenitas' de Montealto (origen Domecq por Luis Algarra y El Ventorrillo), bravo en dos puyazos y noble en la muleta de Guillermo García Pulido.
Este mismo novillero, triunfador del inicio de temporada en Valdemorillo y en Garlin (Francia), le hizo una seria faena por ambos pitones con series finales de gran calado y una conclusión por bernadinas ceñidas y una acertada arrucina improvisada. Mató de entera delantera y se fue con una merecida oreja. Menos acertado estuvo con el quinto, flojo y escobillado novillo, del Retamar, protestado. Faena con menos interés y fallos repetitivos con la espada, hasta 5 pinchazos y una atravesada que hizo guardia. Aun así, fue despedido del ruedo con ovación.
García Pulido paseando la oreja del de Montealto
Otro que se reivindicó fue el leganense Víctor Cerrato, que se presentaba en Madrid. Tuvo que luchar hasta la última gota en sus dos faenas y con un espadazo que pasaportó al cierraplaza con un peculiar previo salto por su baja estatura, del que salió con una voltereta. Dio una vuelta al ruedo. Es un novillero que encajaría sin problemas en el circuito de novilladas de la Comunidad de Madrid, al estilo de un Isaac Fonseca.
En cuanto al arancetano Álvaro Seseña, que también se presentaba en Las Ventas, aunque tuvo que oír silencios, tuvo una actitud notable con sus dos novillos, peor lote de la tarde. No pudo pesar lo tanto que quiso en sus faenas pero destacó por su porta gayola al cuarto, que demostró su voluntad de agradar.
Cada novillero expresó lo suficiente como para reclamar otras legítimas oportunidades. Así hay que venir a este ruedo, con ese carácter y esa voluntad propia de la juventud, si uno quiere realmente reivindicarse, porque de eso se trata cuando uno está aún por devenir.