Por Jorge Eduardo - México
El novillo de Pastejé y la actuación de Arturo Soto fueron lo más redondo de los dos festejos que presenciamos este fin de semana. La defensa de la tauromaquia seguirá en el Congreso local.
El viernes en la noche, novillada en tercia para despachar seis astados, formato inusual en la plaza de toros Arroyo pero que, a juzgar por la entrada y los resultados, registró saldo a favor.
Del concurso de ganaderías le tocaron en suerte los de Jesús Arroyo y Pedro Haces e hijos al primer espada, José Alberto Ortega, quien hizo frente al peligro del abreplaza con solvencia técnica, sin amilanarse ante la astifina cornamenta de un cárdeno con mucha edad.
Con el otro toro (porque de novillos tenían poco), el de Haces, nada que hacer. Otro cárdeno manso y rajado que tiraba hachazos mientras se terciaba en plena huida. Se deshizo de él habilidosamente antes de que el puntillero de la nueva Asociación montara un mitin fallando con el cachete.
Emiliano Osornio se encontró con un novillo de bandera, mucho muy serio y notoriamente con edad de utrero en comparación con otros de la noche que más bien parecían toros hechos y derechos, era delantero vuelto y entrepelado del hierro mexiquense de Pastejé.
'Adios Amor', de Pastejé, campeón sin corona
Ah cómo disfrutamos la lidia de este Adios Amor, con su fijeza y su bravura, su humillación que lo llevaba a embestir con los belfos arrastrando en la arena, su acometividad, su motor y su repetición; su brío, su alegría, su prontitud, su codicia manifiesta desde la salida, en las varas y a lo largo de la lidia. Por supuesto, un toro con estas cualidades aprieta y, como tal, no fue pieza fácil.
El chaval queretano le hizo frente con firmeza, acoplándose a la distancia y a la dificultad de vérselas con un novillo tan pronto, fijándolo y corriéndole la mano poco a poco hasta hilvanar tandas intensas que coreó toda la plaza, que estaba llena. El pastejeño terminó buscando un poco más al chaval, que si bien no cuajo la gran faena que tenía el toro dentro, sí que alcanzó muy buenos momentos.
Adios Amor fue despenado de pinchazo y estocada, por lo que el chaval perdió los trofeos pero no así los despojos del burel, que recibieron los honores del arrastre lento. Nuestro colega Memo Leal nos comunicaba el sábado que el concurso de ganaderías quedó desierto. Bien, pues este novillo será el campeón sin corona.
El quinto, de Pepe Arroyo, fue un novillo quedado pero potable con el que hizo falta cruzarse mucho y torear de a muletazo por muletazo. Osornio lo hizo con acierto y tal vez hasta con posibilidad de triunfo hasta que se empecinó en extraer uno más por largos minutos que se tradujeron en dificultades tremendas para tirarse a matar.
Le sonaron los tres avisos y los muchos problemas para terminar con la vida de los novillos cuarto y quinto nos hacen pensar en la reforma que necesita la fiesta para que, una vez terminado el espectáculo, todo esté preparado para que la muerte del animal sea inmediata y limpia.
César Ruiz continúa revelándose como un torero al que seguir. Un chaval heterodoxo, fresco, con personalidad, desparpajo, con magnetismo, un chavo que atrae la atención con su desgarbado estilo de estar en la cara de los novillos. No hay que perder de vista que apenas ha toreado dos novilladas y la exigencia debe ser acorde a su avance taurino.
Su arrojo y su valor se complementan con la suavidad de su toreo, que se despliega en el capote y se confirma usando la pañosa. Con las banderillas también tiene tela lo del chaval, al que aún sin tener la gran oportunidad en manos, le hemos visto mucho ante dos novillos sueltos y deslucidos, uno de Huichapan y el otro de Real de Saltillo.
El sábado 25 iniciaron los festejos taurinos de la feria de Texcoco. Se lidiaron seis toros del legendario hierro de Torrecilla, otrora propiedad de don Julián Llaguno, con todo su abolengo sanmateino, asaltillado y zacatecano. De seis toros, cuatro funcionaron, buen saldo.
No tuvo oportunidad de probar de estas mieles Antonio Lomelín, que se las vio con un abreplaza débil y deslucido con el que tan solo pudo prolongarse innecesariamente, perfectamente comprensible cuando escasean las oportunidades.
Alejandro Lima “El Mojito”realizó un trasteo basto y sin contenido frente al buen segundo de la tarde, al que se antojaba para que le llevaran con temple y le bajaran la mano. Con sus banderillas entre azul y buenas noches y su trasteo fue suficiente para que la concurrencia solicitara una oreja.
Xavier Gallardo estuvo bien a secas, al pendiente de la lidia y conservando el orden con acierto y mando en el ruedo. No obstante, con la muleta prácticamente no hubo pasajes que entusiasmaran al público sino una labor más bien de currante que de artista.
Quien sí que pegó los cinco o seis mejores muletazos de la tarde fue el capitalino Arturo Soto, quien le corrió la mano muy sabroso a un cuarto de la función un tanto por cuanto más parado y que solicitaba que tiraran de él poniéndose muy en el sitio, cosa que tuvimos la fortuna de ver.
Los puntos cumbres de la faena fueron unos naturales de aquí hasta allá, con temple y dimensión y, hacia el final de la faena unos derechazos un poco más ligados. Mató de pinchazo y estocada y la autoridad, que ya había puesto el listón por los suelos, asumió una inusual exigencia sin credibilidad.
No fue así con Sebastián Ibelles, que luego de una lidia embarullada y una faena más bien sin mucho orden ni tampoco pasajes sobresalientes ni al natural ni por la diestra, como mató de una estocada sobresaliente, le tocó una oreja para su espuerta. De nuevo ocupó el palco Leonardo Campos.
Cerró plaza José Sáinz, sin opciones ante un toro que, más que suelto, diríamos en plena huida.
En el Congreso de la CDMX, la Comisión de Puntos Constitucionales anunció la realización de dos foros para analizar la iniciativa ciudadana contra las corridas de toros. El 24 de marzo fue turno de los antitaurinos, quienes ni tuvieron convocatoria ni participaciones contundentes.
El 18 de abril vendrá nuestro turno. Ese día será de vital importancia mostrar nuestra fuerza y nuestra unión como grupo, pero sobre todo cultivar nuestra participación ciudadana acudiendo en masa. Ya estuvo bien de que los que más se escuchan sean los más gritones.
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