Por Jean-Charles Olvera - Francia
A las 17:40h de esta histórica tarde de hoy, el diputado prohibicionista Aymeric Caron, retiró públicamente su propuesta de ley contra los toros en la Asamblea Nacional francesa.
En definitiva, tuvo que tirar la toalla sin pelear un asalto, actuando como es, como un manso sin casta, acorralado y querencioso, buscando en toriles un poco de aire y una salida al campo que nunca encontró.
Tras esta retirada, gran parte de su supuesta credibilidad intelectual salió más que tocada. En Francia, una guerra perdida así, sin combatir y abandonando el campo de batalla, se la llama una ‘Berézina’, del nombre de la batalla napoleónica del rio epónimo bielorruso que impidió el paso de las tropas de Napoleón para la invasión de Rusia en 1812. Un desastre total que tendrá que asumir este Caron durante años.
Fueron los diputados de su formación comunista bolivariana (LFI/La Francia Insumisa), disgustados con un debate ideológico que nunca pudieron ganar, o mejor dicho, que perdieron por KO contra el resto de diputados en favor de los toros, que le pidieron que retirase expresamente un texto que les desacreditaba en el marco de la ideología falsamente progresista de la cual tanto se ufanan.
Ideología radicalmente opuesta a la que exhibían de manera romántica y utópica sus antepasados del siglo XX, la de esos estudiantes izquierdistas revolucionarios burgueses parisinos que en mayo de 1968 proclamaban a la frente de los supuestos fascistas de todo el mundo, que “está prohibido prohibir”…
Qué ironía y que pena ver ahora en qué rumbo cayó esa izquierda antiguamente abierta y social, ahora radical, antinacional, globalista, woke, decadente, reaccionaria y moralista. Se salva por poco la tradicional izquierda socialista “old school”, también enfadada en Francia contra ideólogos extremistas como el antiespecista Aymeric Caron.
Este texto habrá, en sentido contrario, permitido una casi unidad inesperada del mundillo taurino francés, los más sensatos abandonando temporalmente las múltiples disensiones entre la perspicaz y crítica afición francesa y los principales actores de los toros en Francia, como lo son Simón Casas, como empresa de Nimes, o un André Viard que encabeza el ONCT/Observatorio nacional de las culturas taurinas, tan importantes en el retiro final de la propuesta de ley.
Ambos personajes son personalidades divisorias que no encajan totalmente con los aficionados. Pero hay que reconocer que ambos, y otros, más discretos pero también eficaces, consiguieron su propósito: en el fondo, fue Don Simón con su discurso mediático ofensivo impecable contra Caron, y en la forma, fue un André Viard que supo cómo y cuándo había que influenciar a los diputados por un lado y despertar la afición, los taurinos y los toreros por otro, utilizando una estrategia casi militar que acabó por convencer hasta los más escépticos que desconocían el mundo de los toros.
Convencieron también como Simón o André, otros que actuaron con seriedad, tales la UVTF/Unión de ciudades taurinas de Francia, la FSTF/Federación de sociedades taurinas de Francia, los ganaderos galos, los clubes taurinos, las asociaciones de jóvenes aficionados, los toreros galos que desfilaron ayer en Paris y otros más.Así es como también en el mismo Madrid, se jugó parte de la batalla. Algunos taurinos galos como Olivier Mageste, afincado en esta capital convenció al excelente torero Dorian Cantón al que apodera, de encabezar el desfile de toreros franceses en Paris el dia de ayer; también fue el caso de un Georges Marcillac, de la Unión de abonados de Madrid, quien con los toreros Adrien Salenc y Marc Serrano, convencieron a Stéphane Vojetta, diputado frances de la circunscripción española basado en Madrid, de no mezclar su voto con los radicales.
Todos ellos, con actitudes disciplinadas y respetuosas, permitieron el apoyo final a los toros que pronunciaron el mismísimo presidente Emanuel Macron y su primera ministra Elisabeth Borne estos últimos días. Ellos apuntillaron finalmente la propuesta de ley cuando indicaron que los toros eran parte de la cultura francesa y que no fueron elegidos para prohibir una expresión de la identidad de este país.
Si la semana pasada ganamos una batalla en la Comisión de leyes de la Asamblea Nacional, esta vez la afición francesa ganó definitivamente la guerra final que fue una victoria de la diversidad, de la pluralidad y de libertad cultural.
Una Berézina para Caron y sus amigos prohibicionistas anti taurinos y un triunfo total para la afición y los toros. Como para saborear eufóricamente y disfrutar este invierno, esperando con optimismo el próximo inicio de la temporada europea.