Por Máximo de la Peña - España
Algunos creen que la rosa no tiene espinas si se nombra sin espinas.
Por eso ahora no se puede decir “enano”, hay que decir “persona de talla baja”, ¡Hay que vigilar a los poetas! Hoy las palabras necesitan visado gubernamental, el sello de un funcionario, para estar permitida. Que sería tu nombre sin ti, se pregunto el poeta. Y el gran poeta respondió: ¡No le toques ya más, que así es la rosa!
Desde la Conseja de Ministras de la igualdad han prohibido a un grupo de personas ejercer su profesión libremente por razón de su condición física. Son como los porteros de discoteca, barren el idioma, no analizan el contexto y el significado, solo ejecutan la mente. No piensan solo actúan.
Una ministra, cima de la pamema podemita, ha prohibido el espectáculo de los enanitos toreros argumentando, sin habérselo preguntado a sus protagonistas, que veja a las personas con displasia ósea.
¿Qué ley impide a los adultos hacer el paseíllo ejerciendo su libertad?
Pero como la falsedad la hipocresía y la ignorancia no tienen límites. En ese cartel taurino hay dos palabras intolerables para ese barullo ideológico de intolerantes. Enanitos y Toreros. Y me pregunto. ¿Quién tiene prioridad en ese cartel para su protección, el toro o el torero? ¿Los dos o ninguno? ¿El primero como animal prodigioso, o el segundo como ser humano?
Mientras se aclara la ministra y alguna alcaldesa despistada de los nombres de los toros, pregunto más. ¿Necesita un adulto permiso del Gobierno para ejercer su profesión? A quien quieren engañar. Lo que está en riesgo no es la dignidad de los cómicos toreros, ni la del toro, es la libertad. Que estas ministras no entienden, ni tienen por su cacao mental.
¿Dónde se les ha quedado la igualdad y la libertad? Este es el problema de acaparar todas las banderas, sin saber cuál es la de la libertad, dejándose escapar una la de la igualdad.
Soy taurino de paladar, no me gusta el espectáculo de los enanitos. Me genera angustia. Prefiero llorar con una inspiración de Morante porque la emoción llora mejor que la pena. La igualdad y la libertad pueden ser todo o nada. Pero lo que no se puede soportar, es el enanismo mental de la ideología de la prohibición…