Firmas Invitadas

    Mucho te quiero perrito...

    Por Lázaro Echegaray - España

    Empieza la temporada en España. En la calle están ya muchos de los carteles con los que las empresas quieren atraer a los aficionados. En realidad son carteles con los que antes se intenta atraer al ocasional que al constante.
    Más de lo mismo: cambios de cromos que aburren por repetidos y gastados, perpetuación del toro bobo, toreros que siguen clamando por matar moruchos salmantinos. Eso en lo que tiene que ver con el espectáculo en sí. En el lado de la Administración, lo mismo de siempre también: ninguneo y total falta de conmiseración para con la tauromaquia. En las columnas y tribunas, un clamor unísono por recuperar la emoción del espectáculo como motor de la fiesta; esto empieza por la programación del toro-toro en los carteles. Pasan los años y los males siguen cebándose en la fiesta; aquellos que se dicen sus defensores y promotores continúan en su idea particular, haciendo más daño que otra cosa, ciegos ante las consecuencias de lo que están perpetuando. ¿Vanidad de vanidades? También. Además del calorcito que hace en la zona de confort. 
     
    En estos carteles de Castellón ninguno de los destacados del pasado año
    Hubo una luz al final del túnel. Brilló cuando terminaba la Feria de Otoño. Todos cantamos a los cuatro vientos nuestro optimismo. Pero entonces todavía faltaban cinco meses para que empezara la siguiente temporada y en ese tiempo las conversaciones de despacho pueden variar mucho. Y enseguida nos encontramos con el eterno ‘lo que pudo haber sido y no fue’. Las figuras siguen amontonándose en los carteles de las ferias más importantes, con los toros menos serios; los toreros que destacaron y a los que la afición elogió siguen estando relegados a un segundo, o tercer, puesto y algunos de ellos, quizás los más sonados por sus hazañas, entran en las ferias por la puerta de la rectificación en lugar de tener un lugar en ellas de antemano, como hubiera sido de precepto. Y el toro, ese que según salta al ruedo nos hace desesperar por su simpleza, su sosería, su total ineptitud para generar la emoción, campa por todas partes, no hay feria que se le resista; como antaño. 
     
    El caso del toro es una de las cosas que indica a las claras la terquedad de quienes manejan e cotarro. No hay una voz autorizada hoy en día que no se revuelva contra el toro que están matando las figuras. Hablan los veterinarios y demandan un toro con emoción; hablan los intelectuales y reclaman lo mismo; habla la academia y advierte de esta necesidad; hablan las asociaciones y fundaciones, y también. Llegan los empresarios, que a la vez son apoderados Y ganaderos y programan las mismas corridas faltas de emoción de siempre. ¿Un huequecito para el toro-toro? Quizás. En según qué ferias y como de favor. 
     
    Luego el tema de la Administración. Qué felices fuimos cuando pasaron la tauromaquia a cultura. Allí íbamos a estar protegidos, a buen recaudo. Bueno, digamos que nos tienen que defender y lo harán. Así lo entiende el ministro del ramo. Pero vamos, que sin excesos, eh. No vayamos a equivocarnos. Desde este ministerio se defienden muchas disciplinas culturales y artísticas. Se les da dinero y subvenciona cuando pasan por una mala racha, y cuando no la pasan, también. Perfecto, ese es el cometido del Ministerio para con la cultura. Nada que objetar. Excepto que a todo un espectáculo cultural se le destine la friolera de sesentamil euros, que en un ministerio debe ser algo así como lo que se gastan al mes en comidas de trabajo y desplazamientos cercanos. Una cantidad que por irrisoria, resulta faltona. Y el ministro sacando pecho al declarar que a la tauromaquia se la defenderá. Es su obligación caballero. Pero ofrézcale algo más para que no pensemos que nos está dando una limosna.
     
    En fin, todo se resume en una frase hecha: mucho te quiero perrito pero pan poquito. Pero hay algo que molesta mucho más que todo esto ¿Por qué cada vez que se ve la luz al final del túnel llega la realidad de los taurinos y la apaga?

    SOBRE MI

    Nací en Madrid en Marzo de 1948. Mis primeros trabajos periodísticos los realicé en la crónica deportiva, principalmente en el mundo del fútbol. Más tarde, otras actividades profesionales me alejaron durante mucho tiempo de la labor periodística. 

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