Por Jean-Charles Olvera - España
Mal regalo hizo esta tarde el ganadero a la afición que casi llenaba el coso de la calle de Alcalá en día tan señalado como lo es el del Santo Patrón de Madrid.
Chulapos y chulapas alegraron los tendidos, propicios a festejar. Pero todo acabó finalmente con enfado y entre trombas de agua, lejos del “agua del santo”. Se oyeron gritos irónicos de “agradecimientos” al criador, José Enrique Fraile de Valdefresno, que esta tarde bien hubiera podido llamarse Fraile de “Valdenada”.
Nada por las nulas condiciones de los toros, bastos, mansos de película, rajados, huidizos, distraídos, flojos, saliendo sueltos de las suertes y de las tandas, y con cierto peligro por dichas circunstancias. Todos pitados en el arrastre menos el segundo del que se encargó con altibajos Paco Ureña.
Este toro, inicialmente soso hasta ahí, se creció en la muleta del murciano que le sacó algunas tandas iniciales por la diestra, componiendo la figura con lidia seca, recayendo después en la facilidad con pases despegados. Destacaron sus últimos naturales con un toro que fue a más, embistiendo con nobleza y codicia, recordando algo del fondo de su encaste Lisardo-Atanasio. Un final con casi entera delantera desprendida tras faena irregular, no fueron suficientes para que el palco atendiese la petición minoritaria.
Un momento de la faena de Ureña a su primero
Esto fue lo único que se recordará de la corrida, con los saludos de Iván García y de Fernando Sánchez tras tres grandes pares al cierraplaza, con ovación de pie.
Era también la tarde de la confirmación de una joven promesa madrileña del toreo como lo es Alejandro Chicharro, que poco pudo, y lo poco que mostró, tampoco convenció.
De la repetición del gaditano David Galván tras sus dos vueltas con la corrida del Pilar en la segunda de feria, ni un atisbo de su original expresión artística pudo expresar.
Qué difícil es entrenarse todo un invierno, imaginarse día tras día lo que podría ser una corrida en pleno San Isidro, hacer después el paseíllo con casi lleno en los tendidos y con público entregado y que te salga una mansada infame como esta, con tales toros tan descastados y desrazados. Una pena para los toreros como para nosotros, y peor sin duda, para los televidentes, que ellos sí, por lo menos, pueden pasar a otra cosa con el mando en las manos.
A los presentes, nos toca aguantar, ¿pero hasta cuando con tal infame desfile de toros ineptos para la lidia? ¿Lo peor? Que esta ganadería sin duda será anunciada en la próxima San Isidro por lo del cuento de que “no hay más toros en el campo”, tal como lo hicieron esta temporada con los Puerto de San Lorenzo/La Ventana del Puerto anunciados para la corrida de mañana viernes, tras sus dos petardos de la pasada feria isidril. A menos que esta vez no aprueben ni en el reconocimiento. Pero esto será otra historia que os contaremos mañana. A cada día le basta su pena, y la de esta tarde, bien grande fue.