La Tauromaquia, al parecer, es presa fácil para muchos, por no decir que para casi todos.
De un tiempo a esta parte, y desde hace ya unos años, a cualquier tonto le apetece aparecer en pantalla, en los medios o en donde sea, para cargar contra una Fiesta protegida, pero desprotegida, que ni conoce, pero que da mucho juego para declaraciones que le pongan en el foco.
Y digámoslo pronto y alto, no nos va bien. Esa desprotección de la que hablo permite que los tontos campen a sus anchas y que incluso encuentren gentes que les compren la mercancía que venden. Es más, pueden más esa docena de tontainas que los cientos de miles que respetan y aman una fiesta que no es un invento de este siglo, lleva ya mucho tiempo entre nosotros.
Cómo es posible que diversas modas, imbecilidades muchas de ellas, se abran paso sin que la sociedad les ponga freno. Y que estos ataques, pasen con absoluta frivolidad, y a favor de intereses espurios, la gente compre argumentos vacíos, dando por buenas las teorías de quienes odian cuanto ignoran sobre la Fiesta Brava.
Pero no crean que eso es patrimonio de la izquierda más sectaria y retrógrada, quien se ha venido manifestando en contra desde hace años, como la política catalana, sino que también aparece otro ahora, al que dicen de extrema derecha, diciendo las mismas tonterías.
En estos días un tal Alvise, diputado europeo, reniega de lo que ignora, de igual modo que Urtasun, ministro de Cultura (?) hace pasar por el B.O.E. la desaparición del Premio a la Tauromaquia. Uno y otro se apuntan a la lista de los ‘listos’ que suelen ser siempre los más tontos.
Y de esa manera, los radicales de izquierda y derecha se dan la mano para jodernos a quienes no necesitamos líderes que quieran trastocar, prohibir o penalizar nuestro derecho a ser y hacer aquello que queremos o amamos.
No voy a poner una detrás de otra la cantidad de majaderías -no tendría tiempo ni espacio-, de propuestas y opciones para la sociedad actual mucho más perjudiciales, más atentatorias contra derechos de personas y animales que una Fiesta donde los valores han permanecido en el tiempo, no para el divertimento de quienes acuden a ver una corrida de toros, sino para realzar valores de vida y cultura que han proporcionado, sin duda, mejores espacios para compartir sensaciones artísticas, incluso derechos. No olvidemos que no hay mayor representación democrática que los tendidos de una plaza de toros.
Ya lo ven, Urtasun y Alvise comen en el mismo pesebre, comparten ideas, y quieren que los demás se las compremos. Lo que no tienen pensando es compartir y respetar nuestros gustos e ideas. De locos. ¡¡Ya está bien!!
Foto: Portal de Cádiz