Jesús Martínez Barrios nació en Aranda de Duero (Burgos) allá por noviembre de 1985.
Se nos hizo torero el burgalés y como era de Aranda no fue muy original para marcar su apodo: Morenito de Aranda. Tras unos buenos años como novillero, había debutado con caballos el día de San Antolín en Medina del Campo de 2002, tomó la alternativa en Valladolid casi tres años después, en mayo de 2005.
Desde esa fecha de la alternativa Morenito ha ido cosechando distintos triunfos en plazas de importancia, alcanzando la puerta grande de Las Ventas en la corrida goyesca que conmemora el dos de mayo en Madrid, año 2015. Sus buenas maneras siempre han apuntado alto y así Madrid le ha tenido siempre entre sus favoritos... aunque no le pongan.
Una carrera con demasiados altibajos en buena parte por la poca atención que le han prestado las empresas. Ni siquiera esa salida en hombros en Madrid le supuso el empujón que en justicia le correspondía. Y es que la justicia se vende muy cara, mucho más que las orejas en plaza tan significativa. Parece que solo valen esas salidas en hombros si las protagonizan los protegidos de siempre.
Las salidas en hombros se premian mejor en Francia
Pero la justicia que aquí no existe, si aparece en otras tierras. Muy en concreto, eso suele suceder en las plazas francesas, donde a menudo son asociaciones o comisiones taurinas, presididas por grandes aficionados, quienes se encargan de repartir justicia para con los triunfos logrados en las plazas.
Los toreros gozan de ese respeto y reconocimiento de inmediato, les repiten en años sucesivos en sus ferias, y se tiene muy en cuenta la repercusión de los triunfos que se obtienen al otro lado de los Pirineos. La solución a casi todos los males de la Fiesta, se manifiesta de esta manera tan sencilla: los triunfos conseguidos en el ruedo se valoran y se premian.
Y aquí nos encontramos con que un torero, al que tienen marginado en España, se abre hueco justamente a base de triunfos en las plazas francesas. No es la primera vez ni será la última. Lo taurino en Francia funciona de otra manera y resuelve problemas que son sencillos, porque no se andan con rodeos a la hora de contratar a los toreros.
Ese torero, Morenito de Aranda, es ahora mismo el máximo exponente de lo que aquí se dice. Alés, Vic Fezensac, Mont de Marsan, Riscle, Dax… se apuntan a eso de acartelar a quien lo merece y el torero burgalés responde cada día a ese reconocimiento con sus actuaciones. Y lo hacen sin ningún complejo, poniéndole incluso en carteles de campanillas. La respuesta: salida a hombros mientras las figuras se van a pie.
Es por eso por lo que propongo un cambio en su apodo, para que a partir de ahora pase a llamarse Morenito de Aranda y Francia.
Que cunda el ejemplo y toreros y contratadores de corridas sigan por la senda objetiva que supone el respetar y premiar los triunfos en la plaza. ¿Es tan difícil?