Es frecuente que se diga que este o aquel toro ha tenido poco motor, aunque muy pocas veces se diga, digamos, que ha tenido mucho motor.
Pues no podemos obviar ese comentario. El tercero de la tarde de la ganadería de Valdellán, que hoy tomaba antigüedad, de nombre Carasucia ha tenido mucho, muchísimo, motor.
No sabemos que habría pasado en otras manos, pero hemos visto lo sucedido en las manos de su matador, Cristian Escribano. Tras un comienzo de faena templado, como fueron los lances de recibo, el toro no ha parado de embestir y Escribano no ha parado de dar muletazos que, curiosamente, cada vez iban más rápido. Carasucia, ya de por si desbordado por su bravura y entrega tras de la muleta, desbordaba a su vez a la muleta que tenía delante. Bravura y motor de alto nivel.
El caso es que desde los tendidos se tenía la agradable sensación de estar presenciando las embestidas más fieras, también más codiciosas y bravas, de toda la feria. Que su matador no haya sido capaz de atemperarlas y conducirlas, lo que habría permitido esa conjunción por todos esperada, ya es cosa del pasado. Lo cierto es que se fue el toro sin que se le hiciera la faena que habría encumbrado al que se la hubiera hecho. Ganó el motor del toro, que fue muy ovacionado en el arrastre, incluso se le pidió la vuelta al ruedo.
Carasucia embistió y embistió así de forma continuada
El último, un toro de 656 kg., fue otro de los destacados del encierro que pasta en tierras leonesas y fue a para a las manos del mismo diestro. Más templado que su hermano, ofreció un tercio de varas muy ovacionado, así como un tercio de banderillas vibrante, en la muleta de Escribano bajó el nivel, si bien en este caso fue por menos motor y cierta sosería. Fue el lote que no sabemos qué hubiera supuesto en otras manos.
Quizá en las de Fernando Robleño podía haber sido distinto, dada la madurez con la que anda delante de los toros, pero para él fue el lote malo. El primero por manso fue imposible y el segundo hubo que consentirle mucho para arrancarle buenas verónicas y algunos buenos muletazos. Con dos estocadas finiquitó a sus oponentes y por ello fue ovacionado. Ahora mismo Robleño es un torero al que gusta ver.
Para Iván Vicente fue un lote mixto, el primero deslucido y peligroso a carta cabal y un segundo con buen son al que no terminó de entender, o de entenderse con él. Mal con los aceros en su primero y discreto en el otro.
Bien el piquero de Escribano, Adrián Navarrete, en el sexto, así como con los palos lo fueron Rául Cervantes e Ignacio Martín. José Chacón en la lidia del 5º también destacó.
Al menos hoy, por fortuna, no hemos tenido que presenciar percance alguno. Mañana corrida de Beneficencia, que será mixta: Diego Ventura, El Juli y Urdiales ante astados de Los Espartales y Núñez del Cuvillo respectivamente.