Una semana después, de nuevo, en Las Ventas Diego Ventura.
En esta ocasión acompañado de otros dos caballeros, al contrario que la pasada semana que lo hizo con toreros de a pie.
También, al contrario que la pasada semana, un cambio muy significativo es que los espectadores, que llenaban prácticamente la plaza, eran partidarios del toreo a caballo. Los que se sentaban hoy en los tendidos, en esta ocasión estaba claro, querían ver caballos y caballeros y a ninguno le asistía el sueño de poder ver verónicas o naturales. Ese matiz tan importante ha sido clave para que el resultado del festejo se asemejara más a lo que es una tarde de rejones y fueran más generosos en la solicitud de trofeos que el otro día.
Diego Ventura es el líder del escalafón y de nuevo ha demostrado que sigue con la ambición de seguir abriendo puertas grandes año tras año. Ha templado a dos pistas de forma reiterada en sus dos toros y sus actuaciones han cautivado a su público quienes le han pedido las orejas con fuerza en sus dos astados. El Usía se ha excedido concediendo la segunda en su primero -siguiendo con ese triunfalismo que nos aqueja- y después se la ha negado en su segundo, cuando ese premio parecía más apropiado en relación con el conjunto de su actuación. A destacar el juego de los toros de Carmen Lorenzo (El Capea).
Un hecho relevante ha sido la despedida de Nazarí, su caballo estrella, quien le ha acompañado a lo largo de estos años de triunfos y que ha sido, sin duda, artífice y coprotagonista activo de su carrera. Terminada su actuación Diego le ha retirado la silla y demás aparejos, dándole el merecido descanso. Ha dado la vuelta al ruedo con él y el público le ha dedicado una despedida acorde con sus méritos.
Emotivo momento cuando Ventura dio la vuelta con Nazarí ya retirado
Confirmó el joven Duarte Fernandes, hijo del rejoneador portugués Rui Fernandes, y ha tenido una actuación muy digna, mostrándose decidido y solvente, si bien los fallos con el definitivo le han privado de cortar algún apéndice. Tampoco la suerte le acompañó al seccionarse el tendón extensor del dedo meñique accidentalmente con el rejón de muerte.
Leonardo Hernández también ha fallado con el rejón de muerte y de ese modo ha visto imposibilitada la obtención de trofeos, pero se ha mostrado toda la tarde con el ánimo suficiente para enfrentarse a un lote desigual, siendo su segundo un manso de Los Espartales.
En resumen, tarde de rejones, entusiasmo en los tendidos, como era previsible y de esperar. Habituados a ello en estos festejos, no se nota, ni es, tanto el daño que se le causa a la credibilidad de la plaza como las tardes de lidia ordinaria.