Si a alguien no le gusta el color verde, puede perfectamente dejar de leer lo que a continuación escribo.
De verde han sido los últimos siete días. Bueno, para mejor decir, de verdiblanco. Las calles de Sevilla, toda Sevilla, se han visto engalanadas por esos colores gracias a la victoria del equipo bético en la final de la Copa del Rey de fútbol.
Justo vencedor el Betis, ese equipo que representa el arte y el embrujo de la Sevilla profunda, más allá del pragmatismo que pueda representar el otro club sevillano, el Sevilla. Se podrán acumular más títulos, más orejas si lo expresamos en el argot taurino, pero el arte que no se pue’aguantar, ese lo representa como nadie el Betis.
Y si de béticos hay que hablar, nadie como su capitán, Joaquín. Un fenómeno a la altura de la faena más embriagante que pueda representarse en La Maestranza. Ni más ni menos, como si la hiciera el mismísimo Faraón de Camas. No se pregunten de qué equipo es Curro Romero, esa pregunta se resuelve sola. No va de orejas ni de títulos sus historias. Van de arte.
Una de las tardes, de las últimas, que más se recuerda a Curro en Sevilla iba vestido de verde, un verde bético de esos que no se pue’aguantar.
Quizá por eso, o sin quizá, en su primera tarde en la feria, se ha presentado Diego Urdiales, el torero preferido del gran maestro de Camas, al que bien se le puede llamar ya Faraón de Arnedo, vestido de ese mismo verde bético. Todo un homenaje a los béticos y también a la esperanza que a ese color se le asocia.
No ha defraudado el riojano con capote y muleta, por sus formas y verdad le conoceréis, y sin llegar al éxtasis torero por culpa de no tener oponentes adecuados, nos ha regalado el momento más emocionante y aplaudido de la tarde.
Sabedor de la presencia del capitán bético en un burladero, acompañado del presidente de la Junta de Andalucía, ha dejado constancia del respeto y admiración que le merece el verdiblanco Joaquín, quien además de gran futbolista es todo un aficionado práctico del toreo.
Urdiales ha saludado y compartido el brindis con el presidente, pero ha dejado muy claro que era Joaquín el destinatario final de su montera. Un momento donde el verde y oro y el verdiblanco se han dado la mano. Un gran momento, donde el arte ha quedado esculpido con letras verdes. Desde su localidad el maestro Curro Romero habrá bendecido ese brindis.