Puede parecer un juego de palabras, pero, sin embargo, es una tristísima realidad ahora mismo.
El diestro lorquino, triunfador de la última temporada completa de 2019, en las plazas de primera, no está en los carteles anunciados de las primeras ferias de 2022.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, huraño es quien rehúye el trato con otras personas. Ese calificativo de huraños se podría utilizar perfectamente para todos esos empresarios que huyen de relacionarse y contratar al murciano.
Y no puede ser que el huraño sea el torero, el torero es solo Ureña. Un torero con méritos acreditados más que suficientes como para ser tenido en cuenta por cualquiera de las empresas taurinas que confeccionan los carteles de las ferias.
Pues ni en Valencia, ni en Castellón ni en Sevilla quieren tratos con él. Rehúyen el contratarle cuando el diestro ha sido, y es, uno de los toreros más verdad de cuantos se visten de luces. Siempre nos quedará Madrid, aunque en esa importante plaza, de momento, tampoco aparece en las quinielas.
Podrán decirnos que pide mucho dinero, o que exige demasiado a la hora de elegir ganado y compañeros, podrán decirlo, aunque no nos lo vamos a creer. Sencillamente es un torero al que no le están respetando sus méritos y sus esfuerzos en el ruedo.
No es el único caso en la historia, pero si el más significativo en estos momentos. Quizá, y digo quizá, el constante cambiar de apoderado pueda ser una razón para esa exclusión. Tengamos en cuenta que antes de ir ahora de la mano de Juan Diego, lo estuvo con las poderosas manos de los Lozano y Simón Casas.
Si los resultados, a pesar de los triunfos, no fueron los que Paco esperaba, su abandono le hacen aparecer como un inconformista, o un inmanejable. Y es que tener el arropo de los grandes, precisamente, te hace torear, pero no te garantiza muchos beneficios económicos. Plagada está la historia de ello.
Sea como sea, el caso es que un torero como Paco Ureña no puede quedar arrinconado por ser feo o guapo. Demostrada ya su capacidad para triunfar ante el toro en todas las plazas, ese ha de ser el aval para su contratación y ninguna otra condición.
Sabemos que el de Lorca asomará la cabeza nuevamente en cuanto le anuncien, pero es muy injusto que tenga que empezar de nuevo por el simple hecho de cambiar de apoderado y querer cambiar su situación, en aras de rentabilizar mejor sus éxitos logrados en las plazas.
De cara a los aficionados, no nos podemos permitir perder de vista a uno de los toreros más valientes y capaces de los últimos años. Los percances e infortunio sufridos no deben privarle de ocupar el puesto que, sin duda, merece.