Nos dejó César Palacios... pero antes de partir nos dejó su obra.
La noticia nos llegó por sorpresa, había fallecido el pintor César Palacios, el amigo César. Un personaje singular a quien en este mismo año se le rindió un merecido homenaje, incluyendo la develación de un azulejo, en Las Ventas, su casa. Estos dos años de soledad, durante la pandemia, se había hecho imposible coincidir con él en nuestra plaza madrileña. Pero el recuerdo permanecía vivo, como siempre, en su figura y su obra. Una obra pictórica singular, de la que siempre fui un ferviente admirador.
Siempre dispuesto a plasmar los momentos toreros que se le presentaban
No es casual que en mi casa ocupen un lugar privilegiado parte de sus obras, fundamentalmente 'Tauromaquia de las Extremidades', así como dibujos que en su día me fue regalando. Esos dibujos que cada tarde de festejo paría en el burladero de los areneros. El toreo a través de sus lápices y pinceles, una prolongación del arte taurómaco, excelsa prolongación de su capacidad artística para con lo que más amaba, el mundo de los toros.
Descanse en paz el amigo y artista. Mis condolencias sinceras a sus familiares y amigos.
Siempre con nosotros César. Tu obra será tu viva presencia.
En su recuerdo quiero dejar aquí un artículo que escribí cuando se editó el maravilloso libro Tauromaquia de las Extremidades:
Tauromaquia de las Extremidades (6/5/2005) Con este título, se ha editado un libro que recoge la vida y obra de César Palacios, un pintor singular. Ya antes, con el mismo título, se editaron una colección de litografías que recogen una parte de su obra. Pero no una parte cualquiera, sino quizás la más original, y no solo de su obra, pues alcanza a la originalidad de la pintura en los toros.
(***) Como puede verse, en la ilustración que acompañamos, recoge las extremidades inferiores de cuanto sucede en una tarde de toros. A través de ellas, uno va visionando cada acontecer, cada momento de una corrida: desde quienes venden algo en los alrededores, pasando por los espectadores en los tendidos y terminando por lo que sucede en el ruedo. Todo hecho con la magia y la sensibilidad de un artista. Un artista diferente: César Palacios. Para estar cerca del toro y del toreo, no dudó ser acomodador de Las Ventas y, más tarde, arenero, lo que le ha permitido vivir de cerca la Fiesta y poderla plasmar en miles de bocetos y dibujos. Todo al instante, con la misma inspiración e improvisación de los buenos toreros. Con la misma genialidad y naturalidad con la que los hombres de luces plasman en bellos momentos este arte en tiempo real: el toreo. Él, fiel a ese mismo sentimiento, lo ejecuta cada tarde en su cuaderno con la misma naturalidad y dando rienda suelta a la sensibilidad que solo es patrimonio de los considerados artistas. Cuando hace veintiún años cayeron en mis manos aquella colección de litografías, no dudé que, además de enmarcarlas y lucirlas en el rincón más bonito de mi casa, debería de escribir sobre el motivo que le indujo a reflejar el toreo de esa forma tan singular. Llevaba tiempo sin escribir y me abrió de nuevo la pluma. Lo titulé Fuegos Nuevos en recuerdo a una serie que había escrito tiempo atrás en la ya desaparecida revista "El Mundo de los Toros": La Reserva del Toreo. Fragmentos de aquel artículo, se ven ahora reflejados en las páginas del libro. No era una pretensión cualquiera, pues en aquella Reserva pensé en guardar los valores auténticos del toreo y junto a ellos les cabía el honor a esas litografías que reflejaban la parte más esencial del toreo. Los elementos, las extremidades inferiores que forman la base inamovible donde se apoya la verdad del que ejecuta lo auténtico, siendo las telas, movidas por las extremidades superiores las que describen el trazo mágico de EL TOREO, el compás del sentimiento profundo que imprimen a sus obras los toreros. Del mismo modo que en los cuadros, la quietud, en el toreo ha de darse; el ballet, con el que se suele comparar el toreo, no está en las piernas sino en las telas que hacen después volar el movimiento de los brazos. Luego son los brazos los que se mueven y no las piernas. Hago hincapié en esto, ahora, que casi todos los matadores no paran de mover las zapatillas. Todo eso sugería la obra de Palacios y todo eso se reflejó en aquel artículo que dediqué a su obra. Hoy, con el libro delante, la visión de la Tauromaquia de las Extremidades se agranda, se hace más amplia. Aquí aparecen, no doce momentos como en las litografías, sino que se descubren el resto de los originales que en su día captó y plasmó César con sus lápices y pinceles. Una verdadera antología sobre una tarde de toros, bajo la visión de las piernas de quienes la integran, o patas si nos referimos a los toros y caballos. Detalles y más detalles propios de un artista diferente. Ahora, en el umbral de la Feria de San Isidro, cuando gusta soñar con que aparecerá el arte en la plaza, este libro cuajado de recuerdos, fotografías, dibujos y un sinfín de momentos que evocan lo mejor de nuestra Fiesta, ya nos da un adelanto de ilusión y de esperanza. El libro, que fue presentado brillantemente el pasado sábado día 30 de abril en el Aula Cultural de Las Ventas, editado por Editorial Cultural, se puede adquirir en las librerías especializadas; de otro modo, sus oleos y dibujos podrán ser admirados en la exposición que acoge el Restaurante El Cardenal desde el próximo día 11 de este mes hasta el tres de junio, coincidiendo con el serial de San Isidro. Como durante tantos años hizo como arenero en la plaza, César ya está preparado para hacer el paseíllo. ¡¡Suerte, maestro!! |
(***): En la imagen pueden verse parte de La Tauromaquia de las Extremidades, la obra de César Palacios, en lugar preferente de mi casa, durante un programa de radio dirigido por Pedro Saiz. Entre quienes nos acompañan vemos al añorado Rodolfo Rodríguez 'El Pana'