Sí señor, D José Manuel Rodríguez Uribes debe dimitir si no es capaz de estar a la altura del ministerio de Cultura que ostenta.
Una carta de la Fundación del Toro de Lidia así lo exige. Nosotros también. No caerá esa breva, no suele caer pues ya cuando obran en contrario son conscientes de salirse del camino obligado, y eso se lo pasan por el arco del triunfo. Protestas habrá, pero si no se inmutan, con el cinismo que exhiben, cuando obran como lo hacen, mucho menos harán caso a la carta razonada del presidente de la Fundación, Victorino Martín.
En dicha carta, Victorino Martín le dice: “Llevamos demasiado tiempo siendo discriminados e incluso censurados, algo incompatible con un estado democrático y de derecho, cuyos poderes públicos tienen la obligación de promover la cultura”. “No vamos a aceptar más un papel secundario”,
Muy educadamente le dice al ministro en qué situación de desamparo se encuentra la Tauromaquia que, le guste o no, forma parte de la Cultura en España. Lo que pasa es que tenemos gobernantes que piensan solamente en sus intereses, en sus chiringuitos, en sus gustos personales, en su doctrina sectaria y con ello dejan de lado sus obligaciones para con todos. Gobernantes así no podrían ni presidir una comunidad de vecinos.
Le dice también Victorino: “… la realidad es que somos el segundo espectáculo cultural por número de espectadores, solo por detrás del cine extranjero. La realidad es que somos el segundo espectáculo en vivo, solo por detrás del fútbol. La realidad es que el 40% por ciento de los municipios españoles organizan festejos taurinos. La realidad es, en definitiva, que somos una de las principales industrias culturales de este país, y que hace demasiado tiempo que no recibimos un trato acorde con nuestra importancia”.
Muy importante debería de ser para cualquier gobernante entender lo que le dice, el problema que padecemos es que por un oído les entra y por otro les sale. Ignorar, a quien no somos como ellos, es el verbo que mejor saben conjugar. Por si eso fuera poco, que les debería importar, aunque nada más fuera por la parte económica que se aportan a las arcas del Estado.
También le dice: “Exigimos un trato similar al del resto de las industrias culturales, teniendo en cuenta el peso relativo de la tauromaquia, un trato acorde con una de las principales industrias culturales de España. No vamos a aceptar más un papel secundario”. “Somos millones de personas, aficionados en las plazas, en el campo o en la calle…,”.
Qué triste es tener que decir que no vamos a aceptar el papel que nos asignan. Es hora de mostrar nuestra fuerza para que las exigencias sean entendidas y atendidas. Nos va mucho en ello, mucho más allá de que haya toros o deje de haberlos, lo que está en juego es que haya libertad o no la haya. Que haya respeto por las tradiciones, por la cultura de un pueblo milenario que no puede ser barrido como quien barre la puerta de su casa. Ni es justo ni es necesario, es simplemente la imposición de una corriente sectaria y una deriva para imponer los ideales de unos cuantos a otros. La cultura no es precisamente la imposición, es sencillamente la lluvia pertinaz que a cada uno nos ha ido mojando, sean nuestros ancestros o nuestros herederos, a lo largo de todos nuestros años de vida.
Dimita Sr. Rodríguez Uribes si no se ve capaz de llevar equilibrada y armoniosamente la batuta de su ministerio. Si solo piensa defender la cultura que le marca el progresismo de salón o la incomodidad del ‘marqués de Galapagar’, dimita y ¡déjenos en paz!
Foto de: Scherzo