Menuda fecha es la de hoy, una fecha señalada en el calendario, quizá como la más señera e importante del mundo taurino.
Casi nada quieren decir esas dos palabras. Posiblemente las más conocidas a nivel mundial en el Planeta de los Toros; si acaso, solo superadas por las de toro y torero.
Mucha nostalgia produce esta situación que padecemos, mucho más en el día del Santo Patrón, cuando a la plaza llegan chulapos y chulapas que adornan el paisaje de nuestra plaza de Las Ventas. Un día muy especial dentro de ese maratón que supone siempre la feria más importante del mundo, San Isidro.
Una imagen en Las Ventas, que hoy tenemos en nuestra memoria
Confinados, encerrados en nuestras casas, nos impiden ver el colorido de tantísimos madrileños acudir a la Monumental del Espíritu Santo. Ese ritual se queda este año solo en nuestras memorias. Por eso yo quiero traerlo aquí.
Porque los toros es lo nuestro, del mismo modo que lo son para los madrileños los chulapos y chulapas, en este caso sí vale el lenguaje inclusivo. Todo forma parte de nuestras cultura y tradiciones.
Quien no quiera verlo así, mejor sería que se fuera. Quien reniega de sus ancestros, de su cultura, pasa directamente a ser un renegado para con sus raíces. Han de buscarlas en otras latitudes, si es que quieren otras. Lo que no pueden hacer es arrancárnoslas o pedir que seamos nosotros quienes migremos.
San Isidro, que dos bellas palabras para millones de personas que, por razones distintas, eso da igual, aman los toros y las costumbres madrileñas. Millones, sí, a los que será imposible marginar ni desviar en sus gustos y costumbres. Nos las dieron, precisamente, aquellos a quienes más amamos, nuestros padres, nuestros abuelos, todas nuestras generaciones anteriores, quienes eran mucho más sabios que los que quieren que abdiquemos de ellas.
No estando, es un placer recordar a las aficionadas guapas, así de chulapas
Racistas de medio pelo son quienes hoy se sienten felices con que las puertas de Las Ventas estén cerradas. No canten victoria que las abriremos de nuevo mucho más pronto que tarde. Y para ese día, el que sea, pedimos desde ya que vuelvan a la plaza los chulapos y chulapas que hoy se han vestido en la soledad del hogar, aunque sea simplemente para mirarse al espejo.
Su espíritu, el espíritu de los madrileños, permanece por mucho que nos quieran tener encerrados en nuestras casas. Tiempo habrá de que se ponga de manifiesto. Y, precisamente, los aficionados a los toros tienen, más que nadie, razones sobradas para quejarse del maltrato recibido.
Solo me queda decir muy alto ¡Viva San Isidro! Patrón de Madrid y de la Tauromaquia mundial.