Ha costado mucho tiempo, trabajo y constancia el conseguirlo pero, al parecer, es una más que importante realidad.
El torero de Linares ha venido toreando, de forma habitual, pero prácticamente fuera del circuito de las ferias de importancia. Los empresarios no parecían tenerle en cuenta, si excluimos la plaza de Madrid y el resto de los festejos a torear se iban repartiendo por plazas y ferias de menor nivel.
La cosa, por suerte y por justicia, ha dado un vuelco total. No hay día que no aparezca una feria y veamos su nombre en los carteles. Santander, Azpeitia, Málaga, Bilbao, Cuenca, Colmenar Viejo, Guadalajara… son ferias que van a contar con Curro Díaz y los aficionados tendrán ocasión de saborear las cualidades toreras que le adornan.
Quizá, y sin quizá, esa tarde en San Isidro, con los toros de Baltasar Ibán, y tras el grave percance de Román, su actitud torera traspasó la frontera y la raya que le tenían puesta las empresas. Una doble raya como la de los picadores donde siempre le han querido ver a cierta distancia, no muy cerca de ellos y sus plazas.
El caso es que vamos a salir ganando todos, empezando naturalmente por el diestro linarense. No es un torero del montón y, aunque no es joven, es desconocido en muchas plazas donde ahora se ve anunciado y deberá hacer el paseíllo descubierto en señal de ser debutante, tras más de veinte años de alternativa.
En este año se ha abierto el abanico y los carteles con toreros jóvenes que, habiéndoselo ganado en el ruedo, nos muestran ciertas dosis de frescura y de toreo casi olvidado. El adocenamiento ha sido una constante, lo que ha permitido que cierta dosis de cursilería cursase como si fuera el arte de torear. La naturalidad no se hace desde la impostura, nace, fluye, transcurre a la par que el toreo clásico y no era eso lo que hemos venido padeciendo desde años atrás.
Curro Díaz ha podido, y sabido, montarse en ese carro del cambio para mostrarnos otros caminos toreros distintos a los padecidos. Su elegancia aporta novedad también entre el encorsetamiento que nos ha atrapado a todos.
Junto a los jóvenes, también junto a los que han mostrado su valor sin cuento, el de Linares aportará su toreo preciosista y elegante, no exento de valor y torería. Todo lo podremos disfrutar a partir de esta misma semana en Santander. Tras de la ciudad cántabra el torero podrá desplegar todo su repertorio por un buen puñado de ferias y plazas. Tres las tiene programadas Canal Toros, Santander, Azpeitia y Bilbao, así que también podrá disfrutarse desde el sillón de casa.
Desde el punto de vista de los aficionados, además, le veremos enfrentando ganaderías de esas a las que solo se enfrentan los toreros de verdad. La Quinta, Victorino o Adolfo Martín entre ellas.
Solo esperamos, y deseamos, que ese acopio de puestos en ferias de relieve, y con los toros aludidos como un plus adicional, sean aprovechados debidamente por el de Linares para, de ese modo, no verse apeado nunca más por las empresas del puesto que su categoría merece y la afición reclama.