Valencia se ha sentido, y se siente, muy sola a la hora de minimizar los daños sufridos por la terrible Dana.
Lo peor, las más de dos centenas de pérdidas humanas, lamentablemente, son irrecuperables, pero hay desde muchos sitios que han querido dejarles solos. Ingente cantidad de voluntarios que honran la generosidad de tantísima gente y, en particular, la respuesta que han dado desde el mundo del toro hacen que no estén tan solos.
Toreros de la zona se arremangaron para ayudar y quitar barro durante estas pasadas semanas y desde varios lugares se movilizaron para organizar festivales en aras de recaudar fondos que mitiguen las enormes necesidades que tienen los valencianos.
Ayer fue en Alba de Tormes y hoy ha sido en el Palacio Vistalegre de Madrid. Un gran homenaje a Valencia ha supuesto el festival celebrado en la capital de España. Como no podía ser de otra manera, la afición madrileña ha llenado los tendidos de la plaza cubierta carabanchelera.
La emoción ha presidido el festejo, iniciado de forma especial con la interpretación a la trompeta de ‘El silencio’ por parte de Vicente Ruiz ‘El Soro’. Tras él le llegó el momento al cantante valenciano Francisco, quien puso el corazón en un puño a los espectadores con la interpretación del himno de Valencia.
Al terminar el paseíllo se guardó un minuto de silencio como pocas veces se ha visto, y tras del silencio sonaron los acordes del himno nacional de España. Todo embargaba a cuantos allí estaban y es que Valencia estaba presente en el corazón y en el pensamiento de todos. Lo allí acontecido está y permanecerá en la memoria colectiva de todos.
El mundo del toro se había movilizado y había hecho pleno con la puesta del cartel de ‘No hay billetes’. Arrimaban el hombro todos, toreros, ganaderos, empleados de plaza y un público dispuesto a contribuir para que el resultado fuera el óptimo.
Las figuras después pusieron todo para agradar con su toreo, pero lo importante ya se había logrado. El resultado artístico quedaba en segundo plano tras de conseguir el que el pueblo estuviera en pleno con los damnificados de la tierra valenciana.
Si acaso, la gran sorpresa se guardó para los postres, y esta no fue otra que presenciar la actuación de un nombre nuevo, Olga Casado, una chica de la escuela taurina de Madrid iba a poner el colofón con una actuación decidida, valiente y por demás sorprendente dado el poco bagaje de esta alumna aventajada.
El mundo del toro por Valencia inundó la tarde y eso era lo más importante. No están solos mientras queden toros y toreros, ahora también torera, dispuestos a contribuir por tan buena causa y aficionados dispuestos a pasar por taquilla.